29. Blanco de inocencia

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                                Da un profundo respiro, abriendo los ojos y notándose en una habitación con poca iluminación, pero elegante en su decorado

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Da un profundo respiro, abriendo los ojos y notándose en una habitación con poca iluminación, pero elegante en su decorado. Gira la cabeza, dando cuenta de que Jungkook está recostado a un lado. Sentado y con la cabeza entre sus brazos. Acerca la mano, dándole una suave caricia en la cabeza que lo despierta.

—Despertaste. —murmura Jungkook, una leve sonrisa que se extiende en su rostro un tierno sonrojo que se apodera de sus mejillas—. ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien... ¿Qué hay de ustedes? —pregunta en voz baja. Jungkook da una risita.

—Estamos bien.

— ¿Dónde estamos? —pregunta pestañando dispar.

—En el infierno. Segundo círculo o eso nos dijeron. —responde y Yoongi arruga la cara. No sabe si tomárselo como algo bueno o algo malo.

Al menos la cama es cómoda y con eso se conforma.

—Lo sentimos. Debimos haberte ayudado mejor. —Lamenta Jungkook.

—No importa. Estamos vivos—Levanta su brazo, viendo que tiene mano—. Yo decidí hacerlo de ese modo. Es casi tonto de mí parte, en realidad, pero ni siquiera entiendo por qué... es tan...

Chasquea la lengua, frustrado.

—Te amo.

Gira la cabeza, con su atención clavada en el ser que expone a ambos que viven dentro de ese cuerpo. Yoongi da un suspiro. Recordando al niño que decía esa misma frase. Un sentimiento demasiado grande. Con demasiados matices. Tantos colores que es imposible tacharlo con uno solo y por ello, se manifiesta con una frase tan corta.

Te amo.

—También los amo, me alegra que estén bien a pesar de todo. —Sonríe débil, siendo correspondido en aquel gesto.

Yoongi se sienta y masajea los hombros. La sensación de algo pesado en la espalda lo molesta, por lo que gira a ver que hay y abrir los ojos de par en par para hallar qué es lo que sucede. Su tranquilidad y ánimo sosegado se desvanece como humo. De algún modo, en su espalda hay alas. Un par de alas que debido a su tamaño enorme acaban siendo buenas a su proporción corporal. Abre y cierra la boca, ve al otro lado, encontrando un ala negra con pelaje corto y suave en lugar de plumas.

Suelta el aire retenido y un quejido amorfo escapa entre sus labios, volviendo hacia Jungkook que continúa con su expresión tranquila, sonriente y cariñosa hacia Yoongi.

— ¿Qué hicieron? —pregunta directo y con poca voz.

—Lo que dijimos que haríamos: Ser tus alas hasta que tuvieras las tuyas y ya que sin tenerlas, morirías... ¡Te dimos las nuestras! —exclama alegre y lleno de orgullo por su explicación.

Yoongi abre y cierra la boca hasta que un quejido sollozante escapa por su boca, cubriéndose el rostro con las manos. Sin poderse creer que de verdad ellos tomaran semejante acción para salvarlo. Un abrazo de parte de Jungkook no hace sino empeorar esa sensación de incredulidad y culpa dentro de él.

Cheonsa Nabi | YoonMin/YoonKook || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora