Capítulo 2

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Las noches en "Dollhouse" siempre eran movidas; la gente iba y venía y las historias que las damas de compañía escuchaban, no siempre eran felices. Uraraka Ochako trabajaba allí bajo el seudónimo de Angel face y de entre todos los desdichados que pagaban por unas horas con ella, nunca esperó hallar al padre de su amiga aguardando por su compañía.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados

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Todo había iniciado hace dos años atrás. Su vida, la vida que Uraraka Ochako había edificado entre tropiezos y caídas en Tokio, dio un giro que le hizo tomar una decisión difícil.

Para muchos de los que conocían de Ochako, su vida inició tres años atrás porque casi nunca entraba en detalles de su familia ni de dónde provenía. Lo poco que sabían de ella giraba entorno a su mudanza a Tokio para estudiar y trabajar pero la vida en la capital era costosa así que sus sueños de estudiar artes en la Universidad de Tokai tuvieron que ponerse en pausa mientras ella ganaba lo suficiente como para subsistir.

Por un año entero, la vieron trabajando en varias cafeterías cercanas a su zona pero la paga nunca era suficiente. Alquilaba una habitación en un pequeño conjunto de departamentos llamado Sakura House de la familia Uehara pero los reclamos por falta de pago fueron acumulándose dos a tres meses antes de recibir una amenaza de desalojo si no pagaba los meses correspondientes más un interés por demora.

De hecho, fue el preciso instante en el que la dueña de los departamentos la detuvo antes de que se marchara a trabajar a su turno de la tarde para volver a reclamarle el dinero que le correspondía. Odiaba tener que escuchar lo de siempre pero el dinero se le estaba agotando y ella ya no sabía qué hacer para conseguirlo.

Fue en pleno pasillo en donde uno de los inquilinos del lugar las escuchó discutir, detuvo su marcha para observar a la joven castaña intentando explicarle a la señora Uehara que apenas tenía dinero y que le esperara una semana más. El hombre se quitó los auriculares que traía puesto y acentuó su visión en la joven muchacha, parecía estar al borde del llanto por la impotencia de estar rogando tiempo para pagar sus deudas.

―Uehara-san ―habló el hombre acercándose a las dos mujeres. La casera le tomó sólo un momento reconocer el rostro del treintañero de cabello rubio llegándole un poco antes de los hombros; su mal genio pareció desaparecer apenas vio la sonrisa galante ofrecida por el hombre―. ¿Ese vestido es nuevo? Le queda de maravilla.

―¡Oh, Takami-san! ―Habló la mujer cambiando su tono de reclamo a otro mucho más dulce―. Siempre tan atento.

―Me resulta imposible no apreciar su belleza, Uehara-san. Su esposo sí que tiene buen ojo ―continuó halagando el joven causando que la mujer de unos cincuenta y tantos, riera como una adolescente―. Escuche, mi amiga está teniendo serios problemas económicos pero le doy mi palabra que le pagaremos todos los meses de atraso y con un interés exorbitante.

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