Capítulo 5

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Las noches en "Dollhouse" siempre eran movidas; la gente iba y venía y las historias que las damas de compañía escuchaban, no siempre eran felices. Uraraka Ochako trabajaba allí bajo el seudónimo de Angel face y de entre todos los desdichados que pagaban por unas horas con ella, nunca esperó hallar al padre de su amiga aguardando por su compañía.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Con qué facilidad era posible que todo lo que la rodeaba pudiese desaparecer

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Con qué facilidad era posible que todo lo que la rodeaba pudiese desaparecer. La música, los olores, la sensación de estar de pie en la gran habitación llamada Golden Room. Todo pareció volverse absurdo a su alrededor, sin sentido alguno, sin significado. Las luces se percibían opacas mientras que lo único que resaltaba ante sus ojos era el hombre de mediana edad sentado en el cómodo sofá de cuero a unos metros de ella.

Los sonidos, la música que envolvía el cuarto comenzó a tornarse casi en un simple zumbido en la profundidad del sitio, dejando que lo único audible para ella fuese su propia respiración. Sus latidos cobraron fuerza y velocidad, lo sentía, sentía como su propio corazón intentaba apuñalarla desde su interior para salir corriendo; lo lamento, se dijo a sí misma, ninguno de los dos podía salir corriendo en ese momento, no con la mirada rubí penetrándola.

La mirada intensa de Bakugo Katsuki era aún más profunda de lo que recordaba al estar en la casa del matrimonio. Su cuerpo estaba completamente a merced del hombre que la observaba como cual depredador a la espera de que ella mostrara un movimiento, un simple indicio de querer huír, para que él saltara a por su punto débil.

Noticias. Ella no podía ni estarse de pie, mucho menos podría pensar en huir.

―¿Qué haces ahí? ―La voz autoritaria de Bakugo Katsuki rompió su burbuja. La arrebató de su propio trance y su sangre pareció volver a correr con normalidad. De hecho, todo a su alrededor seguía su ritmo, fue ella quien acabó sucumbiendo al miedo.

Al miedo de ser descubierta por nada más ni nada menos que el padre de su amiga, el mismo que la había llenado de preguntas incómodas, que la hizo sentirse tan inferior hace un mes aproximadamente. De entre todas las personas que pudieron haber llegado, personas con las que ella frecuentaba o conocían, ¿por qué precisamente él?

Ochako siguió avanzando hasta llegar a la mesa ratona que se hallaba entre ella y el hombre que la observaba y estudiaba en silencio. Temió levantar la mirada, temió respirar demasiado fuerte y que él llegara a las conclusiones pertinentes sobre su persona porque, al parecer, aún no la identificaba, o no del todo.

―Tu acento no es de Tokio, ¿no es verdad? ―Recordó las palabras del hombre cuando la escuchó hablar durante la cena en su casa. Cerró los ojos con fuerza, deseando quedarse muda mágicamente.

―Angelface ―habló Katsuki entonces. Ella frenó el movimiento de sus manos al depositar los vasos de vidrio, la hielera y el whisky sobre la mesa de cristal al escuchar su voz. No levantó la mirada, pero tras un segundo de contener su respiración, siguió acomodando sus elementos―. Miruko me ha dicho que eres una de las más solicitadas; no te ves muy profesional.

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