Capítulo 14

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Las noches en "Dollhouse" siempre eran movidas; la gente iba y venía y las historias que las damas de compañía escuchaban, no siempre eran felices. Uraraka Ochako trabajaba allí bajo el seudónimo de Angel face y de entre todos los desdichados que pagaban por unas horas con ella, nunca esperó hallar al padre de su amiga aguardando por su compañía.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Cuando Katsuki tenía dieciséis años, había huído de casa con la rabia desbordando su pecho

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Cuando Katsuki tenía dieciséis años, había huído de casa con la rabia desbordando su pecho. Para su adolescencia, su madurez era proporcional a su paciencia. Durante esa edad, huír por la rabia y el enojo le resultaba prudente. Sabía que su ausencia causaba estragos en su familia conformada por dos eminencias de los negocios, figuras públicas y reconocidas cuya sombra lo atormentaban hasta en sueños. Saber que nunca cumpliría las expectativas, ni de sus padres como de los medios del negocio familiar, lo consumían desde que tuvo uso de razón y fue consciente de que era el único heredero de la familia Bakugo.

Cuando tenía dieciséis años, huír no resultaba mala idea cuando tantas responsabilidades se asomaban a su entendimiento de adolescente.

A sus cuarenta y dos años, se preguntaba todo lo que habrían soportado sus padres cuando él era adolescente o cuando inició la adultez porque la madurez no llegó a él cuando apenas cumplió veinte años. Podía hasta decir que no fue hasta que los cuarenta se asomaron por la puerta que él no se sintió del todo maduro, así que encontrarse buscando a su hija de veinte años por la ciudad de Tokio sin resultado alguno, le sabía hasta frustrante. ¿Cómo hicieron sus padres cuando él, cuyo temperamento era explosivo y demandante, cuando sus berrinches eran insoportables y sólo encontraba sentido a aventarse a todo a los golpes y hacía ese tipo de huidas estrepitosas? Por un momento, admiró a sus padres, principalmente a su padre por haber mantenido la calma siempre con él; su madre era otra historia pero su padre debía de recibir hasta un reconocimiento por no haberlo molido a golpes cuando, de sólo recordar cómo era él de joven, le daban ganas de golpearse a sí mismo.

Bakugo Mahoro era diferente. Si bien en su adolescencia le había hecho escenas similares a los propios pero al menos nunca fue tan intensa como lo había sido él, o al menos quería pensar en eso. A sus veinte años, Mahoro había encontrado consuelo en su tía favorita, Sero Mina, pero no por mucho tiempo. Cuando Mina le había escrito que Mahoro estaba fuera de sí, Katsuki tuvo miedo, aquel miedo visceral que corroe entrañas y carcome la calma en uno mismo como cual veneno, tomando posesión de cada centímetro de piel, de cada célula en su cuerpo. Mahoro nunca había estado tan al borde del colapso como resultó su encuentro con su madre y la bomba que ésta hizo estallar. No podía imaginarse lo que Mahoro habrá sentido en esos momentos y antes de preocuparse por él, sólo podía pensar en su hija, un dolor profundo se le acunaba en el pecho y quería gritar, quería romper todo porque su pequeña había sido lastimada por las personas que juraron protegerla y amarla incondicionalmente.

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