Capítulo 11

322 47 21
                                    

Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Las noches en "Dollhouse" siempre eran movidas; la gente iba y venía y las historias que las damas de compañía escuchaban, no siempre eran felices. Uraraka Ochako trabajaba allí bajo el seudónimo de Angel face y de entre todos los desdichados que pagaban por unas horas con ella, nunca esperó hallar al padre de su amiga aguardando por su compañía.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Inhala.

Exhala.

Repite.

Una constante voz interior repitiendo y repitiendo el proceso natural, mientras sentía que su cuerpo la dejaba de pertenecer con el transcurso de los segundos.

Cerró los ojos y contó hasta diez. Seguía con la respiración agitada, seguía con el corazón latiendo con fuerza dentro del pecho, amenazando con hacer un hueco y salir por él.

En su mente, como una grabadora descompuesta, repetía y repetía el instante en el que los labios del padre de su amiga tocaron los propios y, parecía una película constante ante sus ojos, la imagen grabada del circuito cerrado en donde se la veía sentada a horcajadas de las piernas del hombre, tan bien acomodada que el sólo hecho de verse a sí misma en esa postura, encendía sus mejillas.

Sí, fue impulsada por las ganas de conseguir que Bakugo Katsuki sea expuesto en un bar como lo era Dollhouse, las ganas de dañar su imagen y la de su empresa en compensación a la rabia surgida por la mención de su padre, por el recuerdo del mismo, fue más grande que su autocontrol, que su pensamiento crítico.

Y una vez que estuvo delante de las pantallas de seguridad, pudo percibir cuán errónea era su idea de venganza.

Delante de esas pantallas, delante de su imagen quien no dejaba de seducir al magnate del Grupo Bakugo, el tiempo pareció ir mucho más lento de lo que recordaba. Su idea de guardar el video y usarlo en contra del hombre pareció silenciarse al instante en el que ella encontró el fragmento en donde se veía besándolo y todo dejó de tener sentido.

La puerta de la pequeña habitación de seguridad se abrió de pronto. Ella recuperó, en parte, la noción del tiempo, pero no por mucho. Kirishima Eijiro ingresó a la sala con la palidez haciendo mella en su rostro y entonces comprendió que ya no podía seguir prolongando su quietud. Ella debía ser rápida.

―¡Ocha, tenemos que―

―No ―dijo ella sin mirarlo. Había conseguido entrar a ese cuarto poniendo en riesgo su trabajo, no podía darse por vencida tan fácilmente―. Sólo tengo que descargar el archivo y―

―¡No hay tiempo! ―La voz de Eijiro, por más de que tratase de no elevar la voz para no llamar aún más la atención, se notaba alterada. Había mucho por perder para ambos si eran descubiertos en ese momento.

MiéntemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora