One Shot 5

2.6K 147 56
                                    

Advertencia: contenido sexual explícito😏

5. Visita inoportuna

Había pasado toda la noche junto a Jesse, y ahora por la mañana, habíamos retomado nuestra labor. El chico paseaba su lengua húmeda por mi aureola izquierda, haciéndome gemir mientras notaba cómo mis pezones se endurecían como consecuencia de su calidez. 

—Tal y como recordaba —murmuró con sus labios pegados a mi piel de gallina. 

No era la primera vez que Pinkman y yo manteníamos relaciones íntimas. En el instituto nos vimos a escondidas un par de veces pero, luego de que su madre nos pillara en el tejado una noche de verano del último curso, no volvimos a vernos. Pasé los años de universidad en Phoenix, lejos de casa, y no fue hasta que me enteré del cáncer de mi padre que decidí volver para apoyarle. Esto nos conduce hasta anoche. Coincidimos en un bar, donde yo había quedado con un par de viejos amigos y, después de unas cuantas cervezas, Jesse me invitó a su casa. 

—¡Ah, joder! —gemí sonriendo al percibir sus placenteras succiones en mi hinchado clítoris. 

El joven levantó la cabeza con una sonrisa pícara y, mirándome directamente a los ojos con aquellos iris azules, introdujo dos dedos en mi mojada vagina. Se mordió el labio inferior, rojizo por el anterior trabajo, causando que yo repitiera su acción como acto reflejo. Sus delgados dedos anular y corazón masajeaban mi punto G de forma experta, mis piernas temblaban, Jesse sabía lo que venía a continuación. 

—Bésame —le ordené, queriendo acallar mis jadeos para que su vecina no nos oyera. 

—Quiero escucharte —susurró sobre mi boca, tentándome. 

Solté las sábanas que aferraba con fuerza y tomé al hombre por la nuca, enterrando mis dedos en su cabello corto, obligándole a besarme con fiereza. El timbre sonó, haciendo que nos separáramos, indignados.

—Deberías ver quién es.

—Ni de coña —contestó riendo, sacando sus dedos de dentro de mí.

Se desenredó de las sábanas, acomodándose entre mis piernas abiertas. Llegados a este punto, su miembro se hallaba erecto y tenso, haciendo resaltar las pequeñas venas que lo recorrían longitudinalmente. En la puerta principal se escucharon unos golpes fuertes contra la madera, sin embargo, justo en ese instante, Jesse se introdujo en mí con un gruñido. En el silencio de la soleada mañana, solo se oía el choque de nuestras intimidades aguadas y los gemidos por parte de ambos.  

—¡Ah!, no pares. Me voy a correr —musitaba casi sin respiración, pues sus embestidas eran cada vez más rápidas.

—Yo también, ¡joder!

El chico apoyó las manos en la pared para obtener estabilidad, mientras yo subía mis piernas a sus hombros para sentir con precisión sus testículos chocar contra mi perineo. De un momento a otro, junto con las placenteras contracciones vaginales, un líquido caliente comenzó a resbalar por mi interior, provocando que ambos gimiéramos al unísono.

—¡Jesse! —una voz masculina gritó desde la escalera de la entrada— ¡Sé que estás ahí, tu coche está aparcado fuera! 

—¡Mierda, es mi padre! —exclamé saliendo de la excitación al asimilar la voz. 

Empujé al rubio aún sintiendo el calor y la fogosidad en mi parte íntima. Recogí deprisa una de las camisetas enormes de Jesse que había tiradas por el suelo y me la puse como un rayo para correr hacia la entrada y verificar que, exactamente, mi padre ya caminaba hacia la puerta trasera dispuesto a adentrarse en la vivienda independientemente el coste. 

Jesse Pinkman || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora