One Shot 11

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11. Uno más

Encerrada en el cuarto de baño, daba golpecitos en el suelo, ansiosa por conocer el resultado. Apoyada en el lavabo, con los brazos cruzados, bajaba la mirada al test de embarazo cada pocos segundos.

—¿Blair? —la voz suave de Jesse se oyó desde el otro lado de la puerta, acompañada por un par de toquecitos en la madera.

—Enseguida salgo —respondió agitando el trozo de plástico para acelerar, en vano, el proceso.

—Está bien. Voy a coger el teléfono, Mike me está llamando. Los gofres están en la mesa.

Pero la castaña, aún en pijama, no había escuchado lo que su novio acababa de anunciar. Las lágrimas en sus ojos empañaban la visión, pero aún así podía ver claramente las dos líneas rosadas. Estaba embarazada. 

La chica, limpió el agua salada de su rostro, y escondió la prueba de embarazo en el bolsillo del pantalón de pijama. Una vez llegó a la cocina, se encontró a Jesse sirviendo el café que acababa de preparar, en dos tazas. 

Se acercó a él por la espalda, abrazándole cálidamente. Dejó caer la cabeza en su espalda, aspirando el conjunto de aromas: el suavizante de la ropa del rubio, el dulzor de los gofres y el fuerte olor a café. Se sentía feliz, segura en su hogar. Por un momento, parecía que viviera una vida normal, sin violencia ni negocios ilícitos.

—Ey, pequeña —susurró el chico queriendo darse la vuelta para verla—. Voy a tener que hacer el desayuno más días para que me trates así siempre —dijo sonriendo, provocando que pequeñas arrugas se formasen en las esquinas de sus ojos azul cielo. 

—Te quiero —murmuró uniendo sus labios en un dulce y lento beso. 

Cuando se separaron, Jesse se mordió el labio inferior saboreando los sucedido. El joven estaba perdidamente enamorado de Blair, y seguía observándola con cara de bobo cuando la tenía cerca. Para él era perfecta, tanto por dentro como por fuera. 

—Yo te amo, Blair. Ya lo sabes —susurró ejerciendo presión con sus manos en la cintura de la castaña. 

—¿Y tendrías hueco en tu corazón para amar a alguien más? —cuestionó sonriente, ladeando ligeramente la cabeza para verle a los ojos.

—Nunca —respondió dejando un beso en la nariz de la chica.

Blair deshizo el abrazo, confundiendo al rubio. Sin embargo, sus ojos centellearon al ver lo que su pareja sacaba del bolsillo del pantalón. 

—¿Es de verdad? —articuló incrédulo sosteniendo el test entre sus manos. 

Blair asintió llorando, sonriendo de oreja a oreja. Jesse tampoco contuvo las lágrimas, riendo extasiado. La pareja se fundió en un abrazo, el cual pensó la chica, no quería que terminase. 

—¿Ahora tu respuesta sigue siendo la misma? —preguntó burlona.

—Claro que no. Necesitaré otro corazón para quereros por igual —respondió, haciendo reír a Blair. 

Lo habían pensado mucho, y era hora de dejar el negocio de la metanfetamina para poder darle al bebé una vida tranquila y segura. Ambos estaban de acuerdo, solo quedaba una persona. 

—¿Por qué no venís a mi casa? —dijo Walter al otro lado de la línea telefónica.

—¿De verdad, señor White? —insistió Blair acercándose al manos libres. 

—Sí lo digo enserio.

El camino hasta la casa del profesor de química no fue largo, sin embargo, los jóvenes futuros padres se encontraban inquietos por la posible reacción del mayor. 

Jesse Pinkman || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora