One Shot 8

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8. Invitado especial

Los tres socios, después del último y violento encuentro con Tuco Salamanca, parecían ser acechados por el traficante de drogas. Walter y Blair no se encontraban demasiado nerviosos, o al menos lograban ocultarlo, en cambio, Jesse se hallaba paranoico. 

—Estamos muertos —dijo acercándose al señor White—. ¡Muertos tío! ¡Acabados! ¿Cómo coño lo...? —el joven no sabía ni qué decía— ¡Joder, joder!

—Eso son solo conjeturas —contestó de forma calmada.

—¿¡Solo conjeturas!?

Jesse no podía creer que el mayor no le diera credibilidad a lo que le decía o, más bien, a lo que le gritaba. Caminó en círculos por la cocina, llevándose las manos a la cabeza, todo ello bajo la mirada de Blair y Walter.

—Jesse, eso no ayuda —dijo la castaña sentada en uno de los taburetes de la cocina.

—Hay que hablar de hechos —añadió el profesor.

El rubio se acercó de nuevo al hombre y, mirándolo iracundo, comenzó a hablar tratando de sonar calmado.

—Primero, mi teléfono sonó anoche y colgaron todas las veces —alzó otro dedo, contando—. Hecho segundo, a las tres de la mañana un Cadillac negro pasó por mi casa. ¡Sin las luces!

—Si quisiera matarnos lo habría hecho antes —le cortó la chica recargándose en el bajo respaldo de madera, ganándose la mirada de sus socios.

—¿Y qué es eso? ¡Conjeturas! Basándose en qué tiene una mente normal y equilibrada —desvió la vista hacia las cortinas amarillas de la pequeña ventana sobre el lavabo, histérico— ¿¡No lo visteis matar a un tío a golpes por nada?! Y la forma en que nos miró y dijo: "Ya estáis"—agravó la voz, imitando los gestos del traficante— Oh dios, ¡ya estáis! ¿Sabéis lo que significa? Yo os diré lo que significa. ¡Estamos muertos! —exclamó expandiendo los brazos— Somos testigos, somos cabos sueltos, ahora Tuco pensará: "Ah sí, hacen buena meta. ¿Pero me puedo fiar de ellos?"¿¡Y qué pasará cuando decida que no!?

Jesse fue decidido hacia el primer cajón de la esquina del mueble que quedaba cerca de él. Metió la mano y sacó un revólver que dejó caer en la mesa, causando que se deslizase por el material. 

—No —articuló rotunda la castaña, mirando a Walter en busca de apoyo.

—O él o nosotros, ¿entiende? —dijo tomándole del brazo para que devolviera la vista a él— ¡O él o nosotros!

—Yo no caeré tan bajo. No haré eso —contestó apoyando las manos en la isla de la cocina.

El señor White permaneció inmóvil durante largos segundos, con la mirada clavada en el arma que había sobre la encimera de estilo setentero. Blair se limitó a observar la escena, sabía que esto era una cosa entre ellos dos y que su opinión de poco serviría para cambiar la mentalidad de Walter.

—¿Cómo lo harías? —preguntó tras el extenso silencio.

—¿Como que cómo lo haría? —repitió alelado, retirándose del mueble en el que se había apoyado.

—Concreta. Cómo lo harías —señaló el arma—, paso a paso.

—Vale —el rubio, tirando de las mangas de su sudadera, tomó el revólver entre sus temblorosas manos—, digamos que montamos una última venta. Eso si no se le cruza que quiere matarnos antes —puntualizó mirando a Blair con los ojos muy abiertos—. Cada vez que hacemos una entrega... Él la prueba antes, ¿no? —los socios restantes asintieron en silencio, atentos a lo que el chico decía— Pues cuando baje la cabeza para esnifar yo... ¡Pum, pum, pum! —imitó el movimiento y sonido del arma, sobrecogiendo a la castaña al imaginarse que fuese real.

Jesse Pinkman || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora