El secreto de Thompson ~RUDONY~

TONY

22 de Octubre del año 2002, una joven mujer daba a luz a una pequeña y frágil bebita con unos enormes ojos azules como el mar y unos pocos cabellos que se notaban de un castaño claro.

La pequeña fue bautizada con el nombre de Antonia Thompson, hija única del joven matrimonio originario de San Diego en California, Estados Unidos. Toda la familia se reunía para poder conocer a aquel bello ángel que, con una sola mirada podía derretir tu corazón.

Pronto sería la favorita de la familia, hasta que meses más tarde sus primos llegarían a este nuevo mundo, un par de mellizos Robert y Elizabeth.

Unos años más tarde, 4 para ser exactos, la pequeña comenzaría a causarle preocupación a sus padres, rechazaba todo lo que era de acuerdo a su genero, hasta un punto donde se llegaba a esconder en distintos lugares de la casa para evitar que le pongan aquellos vestidos que tanto detestaba, se sentía incomoda, y se lo llegó a decir a sus padres, a pesar de tener solo 4 años de edad era muy lista e inteligente y contaba con la ayuda y atención de sus padres.

-Mami, no q-quiero- se quejaba cada vez que su cabellera era peinada con coletas, trenzas y otros peinados.

-Antonia comete tus verduras!- regañaba su madre.

-No quiero ser Antonia- se cruzaba de brazos haciendo muecas.
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-¡Hola! ¿Cómo estás?- se sentaba detrás de su escritorio un gran hombre "imponente", bueno así lo veía ella.

-Bien- decía mientras jugueteaba con sus pies que quedaban colgando de la silla.

-Qué bueno! Yo soy el doctor Peters- sonreía de manera gentil. Era uno de los mejores psicólogos de la comunidad, sus padres habían decidido llevarla ahí por consejo de una de sus tías.

Después de una charla con la pequeña, el doctor Peters decidió mostrarle unas hojas, en las cuales estaban dos dibujos, una niña y un niño, Peters le preguntó -¿Sabes cuál de estos es idéntico a ti?- la menor señaló al primer dibujo -Bien, ahora dime ¿Cuál de estos dos quieres ser, con cuál te sientes bien?- señaló el segundo dibujo -Bien, ahora dime, ¿cómo te gusta que te llamen tus padres?- inmediatamente contestó -Tony-.

Después de un rato más de charla donde la pequeña expresaba lo molesto que eran varias cosas para ella salió del consultorio abrazando su conejo de peluche, Peters llamó a sus padres para hablar con ellos.

-Verán, el caso de su "hija" es algo de lo más común, ustedes hicieron lo correcto al traerla aquí, Tony, presenta rasgos de Disforia de género infantil también llamado trastorno de identidad sexual, ¿A qué me refiero con esto?, ella no se siente identificada como una niña, sino como un niño, lo que más les recomiendo a ustedes como padres es que le hagan caso, escuchenle, puede parecer joven pero es muy inteligente para su edad y comprende las cosas muy bien. Ahora ¿En qué me baso para este diagnóstico? Son unos puntos sencillos, primero, apodos, me dice que le gusta que le llamen Tony- el matrimonio asintió -me ha dicho que también les dice que es un niño y no una niña- de nuevo asintieron -Bien, su vestimenta también forma parte, aunque claro, cada quien se expresa como se sienta más cómodo, aquí ella me explicó con detalle como Odia con el alma, así lo dijo, los vestidos y otras prendas que son "adecuadas" para una niña, aquí les hago el cuestionamiento, ¿Ustedes le han dicho esto?- el matrimoio habló por primera vez después de un rato -Mi hermana y madre se lo dicen siempre, incluso le han llegado a esconder sus juguetes, para navidad pidió varios automóviles, figuras de acción, cómics y libros ¿eso tiene influencia?- espetó Bob con preocupación. El ceño de Peters se frunció -Ya veo, desde un punto de vista profesional les digo que le hagan caso nuevamente, que apoyen a su hijo, he llevado pocos casos así, si a estos no se les apoya es probable que en un futuro caigan en depresión y ansiedad. Aunque son los más relevantes hay más  consecuencias-.