Algunas Complicaciones

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-Vamos, Doblas... ahora yo te voy a saborear- murmuró antes de salir de la cocina, Rubius sonrió y gimió al mismo tiempo.

Lo alcanzó en un santiamén, justo antes de que pudiera abrir la puerta de su habitación. Lo atrajo hacia sí mientras entraban juntos, sosteniendo la espalda de su novio contra su pecho.

-¿Quieres conocer mi fantasía, Doblas?- preguntó recargándose contra su cuerpo, sonrió cuando el alfa gruñó besando su cuello, sentía su erección contra su cadera, quería restregarse como un gatito.

-Quítate la ropa y acuéstate en la cama- pidió Vegetta mientras Rubius lo soltaba, sólo un poco, para mirarlo con una ceja levantada-. ¡Ahora, Doblas!- ordenó sonriendo, él hizo una mueca, pero comenzó a desabrocharse la camisa.

-No me puedes culpar por temer por mi integridad, De Luque- murmuró el alfa y él le sacó la lengua. Se giró y fue hasta el tocador, dejó la botella del jarabe de chocolate a un lado y miró a su novio a través del espejo.

Por un momento, Vegetta se sonrojó al verse, su cabello estaba enmarañado, no recordaba ni donde habían quedado sus lentes, sus labios rojos e hinchados y sus pezones igual, con pequeñas mordidas y chupetones marcados por todo su torso. Llevó sus manos hacia la cintura de sus vaqueros ya desabrochados, y que había subido en el camino para poder caminar bien. Rubius hizo lo mismo tras él, cerca de la cama, para después seguir con su ropa interior. Vegetta bebía la imagen del alfa que amaba, su cuerpo hermoso, irradiaba masculinidad y deseo, la sensualidad se desprendía de sus poros hasta sí, lo consumía todo y volvía a salir. Por un momento, creyó que no era del todo posible que a sus ya cuatro meses de embarazo, siguiera comportándose como un adolescente sexualmente necesitado, pero... si recordaba bien, esa era la razón de haber creado a la pequeña personita que crecía en su interior, la razón de haber encontrado al amor de su vida, a su destinado incluso. Porque sí, él era bastante consciente de que su enamoramiento y necesidad no eran los normales, que lo que sentía por Rubén no tendría una mejor explicación, que no fuera esa.

-Dije en la cama, Doblas- sonrió mientras él levantaba las manos.

-¿¡Quien lo diría!? ¡Tienes un lado oscuro, "Amo, De Luque"!- bromeó el alfa mientras Vegetta lo miraba, desvió sus ojos hasta la botella de chocolate y vertió un poco sobre su dedo llevándoselo a la boca.

-Yo tengo todo el día- se encogió de hombros y reprimió la sonrisa de verlo tragar fuertemente, su erección se agitó mientras se recostaba en la cama.

Rubius miró a su prometido caminar hacia él con el chocolate en la mano, rogando porque se hubiera quitado el bóxer también, junto a los molestos pantalones, y poder contemplar toda su belleza, deseó que se olvidara de todo y lo montara como él quisiera... sí, definitivamente le gustaba la dominación.

Vegetta rodeó la cama y fue hasta el closet. Rubius se removió incomodo, no sabía si estaba haciéndolo esperar de forma consiente o inconsciente. De pronto, el omega regresó con dos calcetines en su mano y una sonrisa bailando en su rostro. Tomó ambas manos del alfa y estiró las prendas mientras lo ataba al cabecero de la cama.

-De Luque...- advirtió, algo desconcertado y condenadamente excitado.

-Es mi fantasía, ¿recuerdas...?- murmuró antes de besarlo, su primer instinto fue bajar las manos y tocarlo... pero no pudo, maldijo por lo bajo y el omega se rió. Se sentó a horcajadas sobre sus piernas y bajó hasta besar su ombligo y subir a su pecho.

-Vege...- gimió bajito mientras él lo miraba cerrar los ojos.

Vertió algo de chocolate en una línea desde su boca hasta su estomago, lo esparció con los dedos y al oír la inspiración de su novio lo besó en la boca, teniendo total control, se sentía tan poderoso. Bajó con su lengua, quitando todo rastro de chocolate.

🔞Acuerdo Perfecto🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora