La Mejor Parte de las Peleas

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Vegetta miró por la ventana mientras la oscuridad de la noche difuminaba el paisaje.

El camino de regreso a la casa de los Doblas había sido silencioso, en parte porque él no tenía nada que decir, y en parte porque sabía que tal vez no había nada que decir. Rubius también estaba callado, si no fuera por sus manos entrelazadas en este momento, el omega pensaría que el alfa seguía molesto. A decir verdad, se había comportado como un tonto... el alfa le regala una casa y él se pone a discutir sin más...

Le alegraba que al menos hubieran hablado, que el disgusto no hubiera pasado a algo mayor, pero aún se sentía como un omega ridículo, histérico o más bien un embarazado sentimental y hormonal. Tal vez, sólo era parte de aquel temor a dejar que el alfa entrara por completo... que tonto, Rubén Doblas se había metido en su corazón, en su mente y en su piel desde hace mucho, debía recompensarle por el mal trago. Pero no sabía como, se mordió el labio, mientras Rubius aparcaba. No se dió cuenta de que él lo observaba, hasta que levantó sus manos entrelazadas y las llevó para que sus labios rozaran sus dedos.

-¿Qué pasa, amor?- él lo miró y sonrió mientras se acercaba.

-Aún siento haber arruinado tu sorpresa- murmuró mientras él lo abrazaba.

-Olvídalo, debí habértelo dicho... no salió exactamente como lo tenía planeado, yo pensé que te abalanzarías sobre mí y me llenarías de besos, pero bueno... sueños tontos, tu sabes- bromeó él mientras el omega reía y lo miraba.

-Me haces sentir mejor, Doblas- respondió en tono sarcástico, Rubius  rió y tomó su cara entre sus manos.

-Lo importante es que estás aquí, entiendo de verdad tus dudas... ya habrá modo de que me pagues mis besos- el omega sonrió y lo besó-. Ahora, entremos, De Luque... aún no olvido la cama- él rió mirandolo bajarse y rodear el auto para abrirle la puerta.

Al entrar a la casa encontraron a Luzu al lado de Lana, mirando la tele junto a Alex y Fargan, por sus caras supo que ninguno de los Doblas ignoraba la sorpresa.

-Al menos tu debiste habérmelo dicho, enano- acusó Vegetta divertido mientras Alex sonreía.

-Nadie más que Rubén podía decírtelo- replicó Lana sonriendo mientras Vegetta la miraba.

-Debí haberte parecido un tonto, Lana- la madre de Rubius sonrió mientras miraba a su hijo.

-Lo amas tanto como él a ti- fue toda su respuesta.

-Si, bueno, ya basta de avergonzarme mamá- pidió Rubius mientras Luzu sonreía.

-Y bien... ¿Te gustó, Vegetta?- preguntó el Dr. Doblas, mientras él se acercaba a Rubius y recargaba su cabeza en su pecho.

-Es hermosa, me gustó más de lo que pudiera decir- Rubius sabía que aquellas palabras eran para él, lo que el omega debía haber dicho quizás.

Se había sentido como un tonto y le había molestado tanto que el omega pensara en el dinero. Pero cuando logró verlo de forma objetiva, pudo comprenderlo, al menos en un sentido, si hubiera hablado con él y contado sus planes no hubieran tenido esa absurda discusión. Ahora al saber que a él también le gustaba su hogar... todo lo demás quedaba en el pasado.

-Me alegro por ambos, y me siento orgulloso de ti hijo... aunque la oferta sigue en pie- continuó Luzu mientras Rubius sonreía.

-Lo sé papá, gracias- Alex se levantó y fue hasta Vegetta.

-¿Te imaginas...? ¡Vas a poder arreglarla como tu quieras! Mamá, creo que tienes nuevos clientes- Lana sonrió mientras Vegetta reía.

-Bueno, al menos tenemos asegurado un descuento, ¿no?- murmuró Rubius al oído de su novio mientras ambos sonreían.

🔞Acuerdo Perfecto🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora