Regalo

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Vegetta estaba recostado mientras oía el murmullo de la casa, escuchó a Lana llamar a Alex para ir a la escuela y a éste cuando salió de su habitación. Se estiró un poco mientras veía a Rubius dormido sobre su lado izquierdo de frente a él.

Cuando pensó en proponer una locura semejante como pagar por sexo jamás se imaginó esto, ahora no estaba seguro de que hacer. Se sentía tan bien con él, y no sólo cuando tenían relaciones, que era la mejor experiencia de su vida, sino también convivir con él, con su familia, parecía que por una vez encajaba en un lugar. Rubius se reía de su humor, un humor que su madre nunca entendió y al que su padre jamás prestó atención. Se sentía protegido, importante y deseado a su lado y eso lo asustaba. Si pudiera irse hubiera tomado sus cosas, pero se resistió a sí mismo, esta vez no huiría. Era como estar en un viaje en primera clase, tenía una familia, y un alfa que lo hacía estremecer en muchos sentidos, tal vez sólo tuviera unos días pero no se iría sin ello, después volvería a su realidad, a su soledad y a su mundo sin él… sin Rubén Doblas.

Decidido a dejar de lado ese pésimo humor, digno de cualquier persona de 40 que viva rodeada de gatos, se levantó y se cambió mientras Rubius seguía dormido, le dió un beso en la mejilla sin que él se inmutara y salió para encontrarse a Alex y a Lana en la cocina.

-Buenos días- saludó Lana a modo maternal.

-Buenos días, ¿se van?- inquirió Vegetta mientras Lana guardaba unas cosas en su portafolio.

-Si… pasaré a dejar a Alex y luego iré a la oficina por unas horas- contestó ella mientras Alex hacía un mohín.

-No es justo mamá, ¿por qué tengo que ir a la escuela…?- replicó Alex mientras Vegetta sonreía.

-Alex...- advirtió Lana.

-Si ya sé, ya sé... sólo espero el día en que yo tenga que visitar a Auron, y falte toda la semana como Fargan- murmuró él mientras Vegetta negaba con la cabeza.

-¿Quieres fruta, Vegetta? O te preparo algo… ayer ya no bajaron a cenar nada, debes tener hambre- preguntó Lana mientras Alex soltaba una risita y Vegetta le daba un codazo juguetón.

-No te preocupes Lana, puedo arreglármelas, pero gracias- contestó Vegetta agradecido, mientras Lana asentía.

-Bien, nos tenemos que ir Alex- llamó su mamá y este fingió llorar cuando se despidió de Vegetta mientras Lana rodaba los ojos sonriendo.

-Nos vemos cariño…- se despidió, dejando a Vegetta en la cocina. Se sirvió una taza de café mientras miraba hacía el sótano y recordó la noche anterior, sin poder evitarlo, mientras se formaba una sonrisa en su rostro.

-Desearía poder leer la mente- susurró Rubius haciéndolo sobresaltarse recargado en la entrada de la cocina.

-Serías un chismoso- replicó Vegetta mientras él sonreía.

-Entonces, ¿no me vas a decir lo que pensabas?- insistió él tomando una taza para servirse café.

-En lo bien que se ve Bryan Lillis en ropa interior- contestó mientras casi soltaba una carcajada al verlo tensar la mandíbula. No dijo nada mientras dejaba la taza, ya con café, en el desayunador y se acercó al omega.

-¿Te crees muy gracioso?- susurró Rubius a la par que Vegetta trataba de seguir con el juego, lo cual era bastante difícil, teniéndolo a esa distancia.

-¿Gracia? Estoy hablando totalmente en serio- susurró Vegetta, ya sin la intención en la voz que él esperaba.

-No te creo- murmuró Rubius con una sonrisa de victoria antes de besarlo, Vegetta respondió el beso lentamente mientras Rubius pasaba su lengua por sus labios haciéndolo estremecer.

🔞Acuerdo Perfecto🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora