-Perdóname, hijo- murmuró Samuel mientras él y Vegetta bailaban en la pequeña pista dispuesta en el salón de la casa de Lana y Luzu.
-Hemos perdido demasiado tiempo uno sin el otro, no vamos a malgastarlo en disculpas, ¿cierto?- bromeó el omega, pero su voz se quebró un poco al final.
-¿Eres feliz, Sam?- preguntó Samuel, titubeante. Aún era imposible deshacerse de todos sus temores y egoísmos.
-Aprendo a serlo todos los días- le contestó el omega sinceramente-. Mientras Rubén esté a mi lado, lo intentare cada segundo de mi vida- continuó mientras su padre sonreía.
-Muchas personas desviven su vida por encontrar a una persona que las vea como él te mira, que sus ojos brillen como los tuyos lo hacen cuando tu lo ves, me hace feliz saber que sea así- contestó Samuel, Vegetta sonrió y lo abrazó... como desde niño había deseado hacer.
.
Cerca de la medianoche, Alex y Mónica acompañaron a Vegetta a la antigua habitación de Rubius y le entregaron una pequeña maleta.
-Hora de tu noche de bodas- canturreó Mónica, Vegetta frunció el ceño y los miró.
-¿Voy a ir algún lado?- preguntó.
-Exactamente... no lo sé, Auron no pudo sacarle mucho a tu maridito- contestó la azabache.
-¡Anda!- apresuró Alex encaminando el regreso a la planta baja.
Vegetta miró desde las escaleras a Rubius, que se había quitado el moño del traje y desabrochado los primeros botones de su camisa, con el saco en sus manos, esperándolo... todo suyo.
-¿Me dirás a donde vamos, Doblas?- preguntó el omega, llegando a su lado, su familia los despidió mientras ellos salían de la casa.
-No... De Luque- contestó el alfa, para detenerse en seco sólo un segundo después-. ¡Espera! Me acabo de dar cuenta que ahora también eres Doblas- bromeó y el omega rodó los ojos y le sacó la lengua.
-Tonto- murmuró, subiéndose al auto.
Rubius no soltó prenda del lugar a donde iban, pero cuando salieron de los límites de Karmaland, la curiosidad de Vegetta había comenzado a carcomerlo.
-¿Puedo sobornarte de alguna forma?- murmuró él y el alfa sonrió negando.
-Tranquilo, amor... la expectación es parte de la diversión- aseguró.
Después de una media hora de camino, Rubius entró a un camino de terracería. A lo lejos, Vegetta podía visualizar una casa, una oscura silueta envuelta por los árboles.
Rubius bajó y le ayudó a su esposo a dejar el auto, le colocó el saco sobre los hombros mientras él lo miraba confuso. Rubius reprimió una sonrisa y le señaló el camino... que era contrario al de la casa.
-Pero...- comenzó Vegetta, justo antes de que él lo besara.
-Confía en mi- murmuró contra sus labios. Comenzaron a caminar hasta la parte trasera de la propiedad donde una enorme carpa los esperaba, las luces la iluminaban tenuemente y Vegeta ralentizó su paso.
-Sherezada- le susurró Rubius al oído mientras un nudo se atoraba en la garganta del omega... Era lo que le había contado, sus sueños de adolescente-. Vamos, De Luque- bromeó, dándole un beso en la mejilla y dirigiendolo hacia la carpa.
Dentro, el espacio estaba aclimatado, le quitó el saco y lo dejó a un lado. Vegetta casi ni sintió el movimiento, estaba perdido entre los colores; había cojines, cientos de ellos, satín y terciopelo; dos granadés velos colgaban sobre sus cabezas y candelabros altos con velas encendidas.
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🔞Acuerdo Perfecto🔞
FanfictionEllos llegaron a un acuerdo, parecía que los beneficios mutuos eran suficientes, ninguno de los dos se imaginó más de lo estipulado. Jamás pensaron en ello, no se conocían, al final era solo un buen trato, una solución para sus problemas. ¿El mejor...