Capítulo 3: Nueva Orleans

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Desperté desorientada, después recordé que estaba en la casa de Klaus, me levanté de la cama, fui al baño a enjuagarme la cara, luego observé mi cuello y estaba como si nada hubiera pasado, no tenía sentido...Todavía estaba procesando la información de lo ocurrido ayer.

Encontré nueva ropa en un sillón: una nueva chamarra de mezclilla, una blusa negra de tirantes, unos tenis Adidas, un brazalete dorado y un anillo con un infinito. Así que me bañe y me cambie.

Pasaron varios minutos y se escuchó la puerta abrirse y lo primero que dije afirmando casi segura y volviendo a preguntar:
—¿Klaus, eres tú? ¿Hay alguien más ahí?
A lo lejos se veía alguien cerca de la puerta, no distinguía quién era, pero sabía que era alguien cercano a Klaus. Empezó a caminar hacia mi. Estaba algo confundida pero...¿quién sería ? Era un hombre con traje, cabello café y corto, ojos cafés, alto. Y tenía similitudes con Klaus.

Se me acercó y respondió con elegancia:
—Perdón, por no presentarme, soy Elijah Mikaelson y mi hermano Nicklaus me encargó que te mantuviera a salvo, Danica.
—¿Qué?—pregunté con pánico.
—Porque bebiste sangre de vampiro y si te pasa algo allá fuera no creo que me lo perdonaría—Elijah respondió firme y seguro.
—¡Entonces él piensa mantenerme encerrada todo el día hasta...que el efecto acabe!—dije exclamando.
—Lo sé, pero es por tu seguridad—respondió firme.
En ese instante caminé hacia la cama y me aventé, poniéndome las manos en la cara. Estaba más que confundida.
—Así que Klaus mandó a su hermano mayor a cuidarme, esperando que me lo tome con calma, pues creo no está funcionando.

Miré a Elijah esperando una respuesta de su parte, pero nada, se suponía que volvería hoy a casa.

Salí del cuarto con Elijah acompañándome, bajé las escaleras y fui a la cocina a ver si había algo de comida. Como no había gran cosa pedí una pizza para comer. Después de que llegó la comida me senté en una silla, agarré un plato y empecé a comer, mientras Elijah me acompañaba.

Sabía que no me podía quedar aquí todo el día, no podía estar todo el día dando vueltas en la casa.
Miré a Elijah dije segura:
—Crees que pueda ir a mi casa Elijah...Apenas he llegado y no he estado en mi casa o desempacado.
—Podrás ir luego, después de que Nicklaus regrese—respondió seguro
—Y,¿cuánto crees que tarde en volver?—pregunté con curiosidad.
—Conociéndolo, no tardará mucho, Danica.
—Y, ¿qué? ¿Se supone que haré mientras espero?, Elijah—pregunto.
—¿Qué se te ocurre?—sugiere mirándome.
—¿Y si me enseñas a luchar para mantenerme a salvo en las calles de Nueva Orleans?—Pregunté con honestidad.
—Sí, será algo útil que aprendas—respondió alegre.

Salimos de la cocina hacia el jardín de la casa y empezamos el entrenamiento de defensa personal. Al inicio fue difícil pero luego fui agarrando práctica y mejorando con Elijah. Practicamos como hasta las ocho de la noche, y después de eso tuve un break para descansar y fui a comer algo.

Estaba en la cocina, agarré mi teléfono y llamé a Klaus hasta que por fin contestó:
—Hola amor.
—Hola, Klaus ¿Ya vas a venir a la casa?—pregunté.
—Sí, de hecho, ya voy en camino—respondió con una voz alegre y contento de regresar.
—Sabes que no puedes mantener encerrada en tu casa todo el día, ¿verdad?—dije con ironía.
—Lo sé amor, lo hablaremos cuando llegue, te dejo. Estoy en camino—dijo seguro.
—Está bien. Adiós,Nick.—respondí suspirando.

Me senté en el sillón y me quedé pensando, sobre cómo sería tener una familia, porque estaba sola. A lo lejos vi a Elijah asomado por la ventana supuse que estaba esperando a Niklaus.

Pasaron algunos minutos y de repente se abrió la puerta. Era Klaus con algo en la mano. Se quedó como unos cincuenta minutos hablando con Elijah, pero no sabía de qué hablaban, parecía estar preocupado, pero no sabía de qué...

Me vió sentada en el sillón, se acercó a mi lado para luego sentarse cerca de mí; me tomó de las manos y me dio un ligero beso en la mejilla. Luego dijo tranquilo:
—Amor, te preguntarás qué estuve haciendo todo el día, la respuesta es que estaba buscando algo para protegerte de lo sobrenatural, es un collar, te mantendrá a salvo, tiene verbena, te protege de los vampiros.
—¡Ohhh!—respondí sorprendida.
—Esto protegerá tu memoria y de que te hipnoticen—afirmó seguro.
—¿Me preguntaba si hoy volvería a mi casa?—pregunté.
—Sí, en cuanto yo te acompañe, amor—respondió sonriendo—pero ¿no prefieres quedarte aquí con nosotros...?—Preguntó.
Estaba sorprendida por su pregunta solo, me le quedé mirando.
Él tomó mi mano y dije no muy segura:
—No quiero ser una molestia.
—¿Por qué dices eso cariño?—preguntó atónito.
—Una parte de mi sabe que esto no es correcto, no debería de ser tu responsabilidad, apenas me conoces, simplemente no entiendo—dije con pesar y culpa.
—Cariño, al momento de conocerte, supe que nuestra conexión sería tan real que tenía que cuidarte—dijo tomando mi rostro y mirándome con cierto cariño en sus ojos.
Solo por un momento sentía que tenía una familia de nuevo...y mis ojos se empezaron a humedecer y quise mirar para otro lado, ya me estaba rompiendo y no sabía que hacer.
Agaché la cabeza y Klaus me tomó del mentón para que lo viera a los ojos y dijo seguro:
—Eres una guerrera, Danica y no voy a dejar que pienses lo contrario.
Yo solo por instinto lo abracé  y él, sorprendido un poco, me respondió el abrazo. Nos quedamos varios minutos . Klaus se empezó a acostar en el sillón y me recargué en él para tranquilizarme; me sobó la espalda, pasaron varias horas y nos quedamos dormidos abrazados en el gran sillón.

La chica del Híbrido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora