Capítulo XVII

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Capítulo XVII

Hay conexiones que van más allá, de lo que se ve físicamente

Autor desconocido.

-¿Entonces te lo encontraste? - Preguntó incrédulo su mejor amigo al otro lado de la pantalla.

Ella tomó un sorbo de su jugo de naranja mientras miraba a su amigo, dejó el vaso a un lado y asintió.

-Sí, casi me atropella -Dijo mirando sus uñas que la chica estaba limando.

Esa mañana había contratado los servicios de una manicurista para arreglar sus uñas, ya estaba cansada del color azul de su último retoque, quería algo más profundo por lo que optó por un diseño de uñas color rojo con pequeños detalles dorados, serían de forma almendrada dando más delicadeza a sus manos.

La chica era italiana y de acuerdo al expediente que había leído, no hablaba más idiomas que ese, por lo que para asegurarse de su privacidad estaba hablando con su amigo en inglés.

-¿Casi te atropella?, ¿Cómo es que se atreve a tanto? -Se notaba desconcertado.

-Realmente fui yo quien no se percató de que un auto venía, él solo lo detuvo a tiempo -Aclaró, recordando el brillo de sus ojos cuando estuvo frente a ella.

-Entonces, podría decirse que él te salvo la vida - Miro a su amigo con una ceja arqueada.

Realmente fue así, pensó para ella misma.

-Realmente sí, él me salvo de golpearme con su propio auto -Fabricio soltó una carcajada al ver su rostro serio mientras lo admitía.

En ese momento la chica termino con sus uñas y contenta con el resultado le pagó, dando oportunidad a que su amigo dejara de reírse.

Una vez la chica se retiro, ella volvió a sentarse frente al computador lo miro con fastidio.

-¿Qué es tan chistoso?

-Tu cara al admitirlo -Dijo con una enorme sonrisa en el rostro, sabiendo que eso la molestaría más.

-Serás imbécil.

-Eso mismo decías de él -Atacó divertido.

-Cállate -Bramó.

-¿Qué sucedió después? -Pregunto poniéndose serio de repente.

-Comenzó a decirme que me llevaría a donde me hospedaba -Dijo recordando sus casi ruegos para llevarla.

-¿Y?

-Al principio me negué, pero luego comenzó a llover y la brisa era tan fría que podría decir, era casi insoportable -Dijo mirando su abrigo que se encontraba en un sillón justo frente a ella.

-Aceptaste -Comprendió su amigo sin que ella tuviera que decírselo.

-Sí -Afirmó -, nos trajo hasta la entrada del hotel. Luego tuvimos una pequeña discusión y fin.

-¿Por qué discutieron? -Preguntó confundido.

Ella lo miro con la boca abierta, sorprendida.

-¿A qué te refieres que, por qué discutimos? Creo que es obvio el motivo -Dijo indignada de que su amigo lo olvidara.

Fabricio se encogió de hombros y la miro.

-A ver, explícame.

-¡Por esa maldita zorra que me fue a buscar al desfile! -Exclamó molesta.

Freya MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora