Capítulo diecisiete.

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"You can be my king and I can be your queen, if you just let me know you're alright"

—Nightmare? (¿Pesadilla?)

— Yes, Im sorry. If you want I'll hang up and ... (Sí, lo lamento. Si quieres te cuelgo y...)

—No, I get it (No, entiendo.)—detrás de la línea se escucharon unos soplidos reconfortadores— Now, now, it's over, you're fine, don't be afraid. (Ya, ya, ya pasó, estás bien, no hay que tener miedo.)

Los latidos del europeo estaban descontrolados junto con su respiración, en vez de calmarse, pasó yo lo contrario, se alteró más, pero no por miedo, sino por un sentimiento que alojaba en lo más recóndito de su corazón.

Durante la llamada contaba los acontecimientos recientes de su sueño. Dónde su padre volvía a verlo, y con cariño le daba un abrazo lleno de amor. Pero no había durado mucho, porque apareció el estadounidense y con una gran arma rompió el nostálgico momento, haciéndolo sudar frío. Y que, fue justo cuando se levantó estrepitosamente de su acolchada y mullida cama.

—Horrible (Que horrible)

— Sometimes I feel bad for still loving him (A veces me siento mal por seguirlo queriendo.)

— He was your father, your most precious person, I fully understand the feeling, but it's good that you accept that he was not a saint. (Era tu padre, tu persona más preciada, entiendo perfectamente la sensación, pero, es bueno que aceptes que no era un santo.)

—My feet are very down to earth (Tengo los pies muy en la tierra.)

—It looks (Se nota)—rio un poco—. Hey, do you like candys? (Oye, ¿te gustan los dulces?)

—I love it (Me encantan)—"me encantas" resonó en su mente—for? (, ¿Por?)

—What kind of candy do you like? (¿Qué tipo de dulces te gustan?)

—I like the Rote Grütze, which is made of fruit. I really like fruits (Me gusta el Rote Grütze, que es de frutas. Me gustan mucho las frutas.)

Una sonrisa contenta se plasmó en la cara del alemán, pensar en comida le hacía ser feliz. Su secretaria tocó la puerta y enseguida se despidió del mexicano y colgó. Del otro lado del mundo, el latino estaba confundido y algo triste.

—Chingada madre.

—Mijo, ya lo tienes jalando la toalla.

—¡Ay doña Mary! ¿¡Cómo creé!? Si a mí nadie me pela.

—Ya se lo he dicho chingos de veces joven. Usted es un bombón asesino con quién todos tendrían su primera y única experiencia homosexual. Solo mírese.

Y así, se miró de arriba para abajo.

—Estoy todo cucho.

—¡Chamaco baboso!—sintió un golpe en la zona de su nuca.

—Bueno ¡Ya! Doña Mary, cuénteme el plan del gringo caray.

—Siéntate bien chamaquito.

El ambiente se tensó y respirar se hacía cada vez más complicado. Se cerraron las puertas y entre ambos se veían seriamente a los ojos.

—Mira, esto que te voy a contar quizás te asuste o atemorice, verás, el gringo tiene el plan crear un crecimiento económico dentro de su territorio. Debido a los miles de pérdidas que tuvo por la pandemia de hace dos años su economía está muy inestable y ya no tiene un tercio de la población que tenía antes. Aquí entras tú, el chacal este todavía te quiere, pero coger ya no, así que quiere que lo perdones para juntarse y que lleguen más migrantes en busca de formar una familia y volver a crecer su población—paró unos segundos—. Por eso vino el otro día, escuché todo el plan mientras hablaba por teléfono, pero déjame decirte que no creo que sea tan secreto.

México dejó de funcionar.

—¿Migrantes?

—Sí. No es tan malo como pensaba, pero hay gato encerrado como para ser él.

—Ya veo, ¿Y qué se supone que haga o qué?

—Hacerte menso y perdonarlo.

Así su conversación llegó a su final, no hablaron más del tema, México optó por desvelarse rebuscando y analizando palabra por palabra en busca de algo sospechoso, sin embargo todo embonaba bien, así que con ojeras más oscuras que un tlacuache, decidió dejarse ir en brazos de Morfeo.

[...]

Vestía de la forma más extravagante posible mientras caminaba al estilo diva. Los lentes de sol cubrían sus verdes ojos que veían fijamente al edificio que estaba frente a él. Venía con su abogado, ambos, con una sonrisa de oreja a oreja, decididos y con mentalidad de éxito. Tras unas múltiples —y rebuscadas— investigaciones confirmo lo que veía probable, su exnovio tenía todavía más amantes, incluyéndolo a él. Supo que llegó un momento en el que salía con cuatro personas al mismo tiempo, siendo dos países y las demás, humanas que tenían antecedente de algún puesto de poder. Y claro que entendía el porqué salía con ellas, eran guapas, sí, inteligentes, sí, pero eso no le daba el derecho de herirlo a él como al latino. Su gabardina que lo cubría en su totalidad y que le agregaba un glamour clásico a su persona golpeó al policía de la entrada a propósito, no tenía tiempo para decir quién era ni qué hacía. Subió las elegantes escaleras junto con su cómplice, ambos, fueron hacia la oficina principal y la más grande, la oficina de la ONU. Ni siquiera se dignó a tocar la puerta, solo la abrió con una patada. La organización que se encontraba sentada en su costoso escritorio, lo volteó a ver con duda.

—Aquí está—mostró las múltiples páginas de investigación y fotos de los involucrados—, póngale más años, no merece seguir activo.

—Señor Polonia, ¿qué se supone que es eso?

—La investigación que hice sobre Rusia, tiene más de lo que pensábamos, quiero que sufra más.

—Disculpe, pero hacer eso es ilegal, solo nos corresponde a nosotras las o

—Falso, mi abogado se encargó de que todo fuera legal.

—Aun así es invasión a la privacidad, lo siento, pero tendrá que ser detenido por el cargo.

—¿¡Qué!? ¡Nunca!, Anthony, ¡Vámonos!—ambos corrieron hacia la puerta, la organización les gritó con euforia, siguieron su camino afuera del edificio y corrieron hacia su lujoso auto.

Tenían prevista la negativa por parte de ONU, así que no les sorprendió ni les arruinó sus planes, ahora debían ir a hablar con el afectado.

Y de nuevo, por milésima vez en este libro, huyeron hacia el aeropuerto, con destino a México, en busca de justicia y apoyo mutuo.

I Keep on Falling  [AleMex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora