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Capítulo 2

Me encontraba mirando hacia abajo mientras pensaba. Era cierto que estaba nerviosa, la sola idea de pensar en un posible hijo de él y mío, me aterraba profundamente. No era por que no lo quisiera, al contrario, quedar embarazada de Don Armando sería un sueño hecho realidad; pero sabía que no era el momento, ninguno de los dos estábamos listos para la llegada de un bebé. Don Armando me había insistido en que un médico me revisara y la verdad no tenía ánimos para ir con uno, así que decidí convencerlo en comprar una de esas pruebas rápidas de embarazo. Sabía que cuando al él se le metía una idea en la cabeza era difícil poder quitársela. El accedió así que nos dirigimos a una farmacia para comprar una.

-Betty, yo iré a comprarla y usted se queda aquí en el carro para que nadie la vea ¿si?. En seguida vuelvo (dijo abriendo la puerta para bajarse del carro)

-Esta bien doctor.

El entró a la farmacia mientras yo espere en su carro. Yo solo podía pensar en que hacer si fuera acertada su teoría, si eso fuera así ¿que haría con ese nuevo ser vivo? ¿lo tendría o lo perdería? ¿Me lo quedaría o lo dejaría?, demasiadas preguntas me invadían. Don Armando regreso y entró al auto lo que me hizo sacar de mis pensamientos.

-Doctor ¿donde realizaría esta prueba? En mi casa no me gustaría, tengo miedo de que mi papá se pueda enterar.

-Podría ser en mi departamento.

-¡Quee! Doctor ¿se volvió loco? Que tal si Doña Marcela se da cuenta, hay no...

-(interrumpiendo)No Beatriz, Marcela no se va a enterar de nada, confíe en mi ¿si?

-Pero doctor (dije temerosa)

-Betty tranquila, nada va a pasar, se lo aseguro.

Yo me quedé callada, tenía mucho miedo, nunca imaginé que algún día tuviera una prueba de embarazo en mis manos, ¿Que haríamos si esto sale positivo?. Él tomó mi mano con delicadeza y me sonrió. Al notar mi nerviosismo el me abrazo y enredo sus dedos entre mi cabello.

-Betty... Tranquilicese por favor. Pase lo que pase yo estare a su lado, yo la cuidare de todos y la protegere del mundo.

-Doctor, como quisiera que así fuera siempre.

-Y lo será, yo nunca la dejare por nada del mundo.

Dicho esto me empezó a dejar pequeños besos en mi frente y mejillas. Como si yo no me muriera ante cada palabra suya, ante cada beso, ante cada acaricia, me sentía tan segura y refugiada a su lado.
Minutos después arrancó el carro y nos dirigimos a su departamento. No me encontraba muy convencida del todo, me atormentaba la idea de que el portero se burlara por lo fea que es la mujer que viene a su lado, como paso en el departamento del doctor Mario Calderón.

Al parecer mi preocupación fue en vano, ya que este portero fue muy amable y no hizo ningún comentario al respecto.

Cuando él abrió la puerta de su departamento observe detenidamente cómo era este. Era muy bonito y elegante, claro tenía su toque muy masculino, algo que lo caracterizaba mucho. Nunca imaginé conocerlo y menos de esta manera

-Entre Betty, siéntase como en su casa.

-Gracias doctor... Esta muy bonito su departamento.

-¿De verdad le gusta Betty?

-Claro que si doctor.

-Me alegra que le guste, ya que cuando cancele mi matrimonio con Marcela aquí viviré con mi princesa que tengo en frente.

-Doctor... lo amo (le sonreí un poco sonrojada)

-Yo igual mi Betty. (Dijo dejándome un pequeño beso en los labios)

-Doctor, ¿donde se encuentra el baño?

-hacia la derecha (dijo señalado con la mano) cualquier cosa me avisa ¿si?

-Claro que si doctor

Entré al baño, leí las instrucciones que venían en la caja y saque la prueba. Aun no podía creer que estuviera haciendo esto, ¿de verdad podía estar embarazada?, no lo sabía, lo único que era cierto es que los nervios me consumían. Realice el procedimiento indicado, después coloque la prueba en el lavabo y espere a que diera el resultado.

-Dios mío por favor que esto salga negativo (dije con lágrimas en los ojos)

Paso el tiempo indicado en la caja y tome la prueba, que para mi sorpresa salió positivo. No lo podía creer ¡estaba embarazada! Sentí que la vida se me arruinaba, ¿que haría con un bebé?, ¿como le voy a decir esto a mis padres?. Sabía que para don Armando esto seria un desastre y temía a su reacción. No me contuve más y solté a llorar. Lentamente, pegada a la pared, me desvanecí hasta que quede sentada en el suelo.
Y ahí, en el frío suelo de aquel baño, en un lujoso departamento, me encontraba sentada, abrazada a mis piernas, llorando mi gran problema.

🦋

Capítulo editado (@bettyfolklore)

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