Cuando alguien forma parte de una banda que comienza a crecer sin detenimiento, su vida cambia de un momento a otro y su crecimiento, tanto personal como profesional, forman parte del mismo proceso de madurez, sobretodo, cuando comienzan muy jóvenes...
El vapor del agua caliente perduraba en el ambiente, dejando ver el baño entre una débil niebla que mantenía la temperatura mientras Jungkook pasaba la toalla por el cabello del mayor, terminando de secar las gotas de más que se aferraban a su pelo.
Jimin le miraba con el labio inferior escondido entre sus dientes, dándole vueltas a algo que no se atrevía a decir en voz alta.
Sus ojos seguían a los del maknae mientras se centraba en secarle, hasta que sus movimientos cesaron y su mirada se centró en él, viéndolo temeroso ante sus propios pensamientos.
-ARMY no estaba contento conmigo. -Murmuró, por fin, cuando se armó de valor para continuar la conversación que había quedado en el aire momentos atrás.
-No digas eso, cielo. -Su tono, siempre dulce, intentaba calmarle mientras posaba ambas manos sobre sus mejillas para que no evitara su mirada. -Esas personas no eran ARMY's.
-Yo solo... Solo quería estar a la altura de sus expectativas y merecer estar aquí... Con vosotros.
Jungkook sujetó su mano con la suya y, ya vestidos, caminó sin soltarle hasta llegar a su cuarto, donde se sentó en la cama y le atrajo para sentarse sobre sus muslos.
-Escúchame bien, siempre, siempre, has estado a la altura porque, con tus propios méritos y esfuerzos, lograste entrar en la compañía, y que te asignasen a este grupo es lo mejor que me ha pasado nunca. -Los labios del mayor se fruncieron al escucharle. -Jimin, eres un jodido ángel. -Dijo riendo al verle la mueca y juntó su frente con la suya. -¿No te das cuenta de lo perfecto que eres? No tienes que cumplir las expectativas de nadie más que las tuyas propias. ¿A caso estabas disgustado contigo mismo antes de leer toda esa mierda? -Jimin volvía a morderse los labios con la mirada baja y negó con la cabeza. -Claro que no porque te gustabas tal cual eras y a mí eso me encanta, así que, pienso hacer lo que sea para que vuelvas a quererte tanto o más de lo que te quiero yo a ti.
Los ojos de Jimin se abrieron de par en par, buscando su mirada para cerciorarse de lo que acababa de escuchar y, con la voz temblorosa, intentó preguntar:
-¿T-Tú me...?
-Sí, Jimin. Es más que obvio, ¿No? -Dijo con los ojos cristalizados al pensar en todo lo que debía haber rondado la mente del mayor en esas semanas en las que se había alejado de todos. No quería que jamás volviera a sentirse solo, así que, cernió su boca sobre los mullidos labios de su acompañante, permitiéndose hablar sobre ellos tras algunos suspiros. -Claro que te quiero.
Sus brazos se cerraron sobre sus hombros, sujetándose mientras el castaño le sujetaba de la cintura, fundiéndose en un abrazo que terminó con la cabeza de Jimin apoyada en su pecho, respirando su tranquilizante aroma con los ojos cerrados, reteniendo las lágrimas.
-Yo también te quiero, Kookie. Perdóname. -Musitó casi inaudiblemente lo último mientras se dejaba llevar por la paz que, en ese momento, reinaba en su interior.
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