Beyond ~Jikookmin~

32. Flicker

Jimin llegó a su cuarto con la respiración entrecortada por los frenéticos latidos de su corazón, causados por la carrera que hizo para huir del cuarto del menor sin poder decidir quedarse atrás, mezclados con los hipidos provocados por el llanto que seguía rasgando su garganta.

No quería alertar a nadie de su estado en ese momento y sabía que, si se quedaba en la habitación, iba a acabar por despertar a alguien por no poder controlar el llanto que emergía de él, por lo que, cogió su manta rápidamente y, ahogando sus sollozos sobre esta, salió corriendo a la terraza, donde se dejó caer en el suelo, apoyando su espalda en la pared y observó el cielo, oscuro y agrietado por las nubes que se cernían sobre la ciudad.

Se sentía identificado con el tiempo, así que, se perdió en él, observándolo más de lo esperado, dejando a sus pensamientos divagar libremente por su mente, martilleándole y culpándole por la estupidez que había hecho.

Cuando sus lágrimas, poco a poco, fueron cesando y su respiración errática se calmó, el cielo decidió que era momento de intercambiar roles y, por ello, finas gotas de agua comenzaron a caer sobre el asfalto de la ciudad, tornándolo todo más oscuro de lo que parecía pero, cuando el sol comenzó a salir por el horizonte, pareció relajarse por un breve instante por el suave sonido de las gotas, meciéndole en un arrollador sueño que terminaría despertándole media hora después, tras haberle atormentado otro poco.

Cuando abrió los ojos, aún los notaba pesados, y no era solo por la falta de sueño, si no por la irritación que emergía de ellos tras haberse dormido llorando. Aún así, entró en la casa porque sus huesos comenzaban a notar la humedad del ambiente pero, al ver a Tae, a Jin y a Namjoon en la cocina, corrió para que ninguno notase el estado en el que se encontraba porque sabía que preguntarían demasiado y no necesitaba eso en ese momento. Además, admitir lo que sucedía frente a su mejor amigo sería un duro golpe para él, sabiendo sus sentimientos por otro de los integrantes del grupo y no quería que pensase que iban a acabar igual. Por lo que, la única solución que se le ocurrió, fue entrar en la habitación de Yoongi sin ni siquiera llamar a la puerta, alertando al mayor por su abrupta entrada.

-Jimin, ¿Qué...? -Comenzó, al ver el rostro del rubio, quién se apoyaba de espaldas en la puerta, con temor de que alguien más le encontrara.

Su respiración agitada se tornó cortada antes de exhalar todo el aire que quedaba en sus pulmones.

-Hyung... -Le interrumpió él antes de que pudiese preguntarle algo. -¿Podría... Quedarme aquí? -Preguntó en voz baja sin despegar sus ojos enrojecidos de los del mayor.

Y Suga comprendió que, lo que necesitaba en ese momento, no era hablar, si no alguien que estuviese a su lado sin preguntar nada. Él sabía que, cuando estuviese listo, le contaría lo sucedido pero, por el momento, solo se hizo a un lado para que pudiese meterse con el en la cama y, sin decir nada más, le cedió uno de sus auriculares para que escuchase lo que él estaba escuchando.

Jimin amaba eso de él. Nunca intentaría llenar los silencios con conversaciones forzadas y se lo agradecía tanto... Pero no tenía palabras que saliesen de su garganta, así que, una simple y escueta sonrisa sirvió para demostrarle su agradecimiento y, gracias a la suave melodía de piano que empezó a escuchar y que sabía que era una de las composiciones nuevas de su compañero, no tardó en volver a quedarse dormido pero, esta vez, con una falsa tranquilidad que, al menos, le permitiría descansar mejor por un par de horas más.

Yoongi, a su lado, sentado con sus rodillas dobladas, le observó cuando sintió su respiración acompasada, sabiendo que había caído rendido por fin, tras una larga media hora en la que quiso preguntarle pero no quería agobiarle.