8. Kill My Mind

455 47 26
                                    

Una semana.

Había pasado una semana desde que Jimin le había besado y ni siquiera había intentado volver a hablar con él sobre el tema. Simplemente, actuaba como si nada hubiese sucedido ante los demás mientras que él no podía evitar sentir su corazón acelerarse cada vez que se acercaba a él o, incluso, cuando estaban en la misma sala. Había evitado estar en el mismo lugar con él a solas y Jimin se lo ponía fácil, pues no había intentado seguirle o hablar con él sobre algo que no fuera trabajo o algún tema en el que los demás miembros también estuvieran participando, sin embargo, lejos de tranquilizarle, esa conducta le hacía sentir mucho más ansioso.

No comprendía porque se sentía tan desconcertado. Desde que esa noche su hyung le había besado, su mente no había dejado de repetir la acción una y otra vez. No importaba si estaba cenando, apunto de dormir o en medio de una de sus clases de inglés, como en ese mismo momento.

Mantenía su codo sobre la mesa, con su cabeza apoyada en su mano mientras su mirada se perdía a través de la ventana, por la cual, no era capaz de ver nada, ya que su mente seguía divagando entre las palabras que Jimin le dijo.

¿Gustarle? ¿Era eso posible? Ellos eran compañeros de grupo, amigos, incluso como hermanos. Cierto era que su relación, a veces, podía ser un poco diferente a la que tenía con los demás pero suponía que era por la extrema confianza que había surgido entre ambos. ¿Cómo era posible que, de verle como un hermano, ahora se estuviera planteando si era eso lo que realmente habían sido? Jimin siempre había estado muy atento a él, más que con nadie, y eso a él le encantaba. También era un hombro en el que apoyarse cada vez que se sentía mal y la persona a la que pedía consejo cuando no sabía qué hacer pero, al mismo tiempo, le gustaba molestarle para llamar su atención porque, en aquel momento, no encontraba otra forma de hacerlo. La verdad era que, con su propio hermano, no se sentía como con él y con sus otros hyungs tampoco pero jamás se hubiera planteado que pudiera ser algo diferente a una amistad.

Eso no era posible. Jimin debía estar confundido por su cercanía y, lo peor, es que lo estaba confundiendo a él. Jamás se había sentido atraído por un hombre, así que, eso no podía ser lo que le sucedía.

-¡Jeon Jungkook! -La voz de su profesor de inglés, tras ser la tercera vez en mencionar su nombre, se volvió un poco más hostil. -Si lo que tiene en mente es tan interesante como para no prestar atención en clase, tal vez debería compartirlo con todos. -Pronunció a la espera de que su alumno se disculpase o diera alguna excusa pero esta no llegó, solo se mantuvo en silencio. -No estamos aquí para perder el tiempo y usted no es de las mejores calificaciones como para permitirse un día de distracción.

-Lo siento. -Se disculpó, agachando la cabeza avergonzado y volvió a centrarse en la explicación que continuó dando.

Ese, desde luego, no era su mejor día.

Horas después, en su clase de danza, no era capaz de enlazar más de un compás al ritmo mientras que sus compañeros seguían la clase con normalidad, dándole miradas recriminatorias y algunas de preocupación. Tuvo que pedir permiso para salir al cuarto de baño diciendo que se encontraba mal.

Frente al espejo, bufó agotado mientras miraba su reflejo. Echó la cabeza hacia atrás y decidió que lo mejor era despejarse con un poco de agua sobre su rostro.

Estaba completamente distraído desde hacía una semana y comenzaba a ser una pesadilla. ¿Qué le estaba sucediendo? No podía ser que, ni siquiera cuando no estaba cerca, su mente no pudiera dejar de pensar en Jimin ni por un segundo.

Pensó que lo mejor era que, cuando llegase a casa, descansase todo lo que esa semana no había podido, si su cabeza se lo permitía, y así lo intentó. Al llegar, completó sus tareas y se disculpó con sus hyungs fingiendo no encontrarse del todo bien, claro que, no era del todo mentira y sus ojeras lo respaldaban, así que, llegó a su cuarto compartido con Namjoon y apagó todas las luces, dejando apartado su móvil para no tener ninguna distracción. Se tumbó sobre la cama y cerró los ojos, suspirando pero, el demonio de su mente no dejaba de susurrarle su nombre y de traerle las mismas imágenes que le estaban persiguiendo toda la semana. Comenzaba a agobiarle no saber qué le sucedía y, lo que se le ocurría que podía ser, lo asustaba de sobremanera, por lo que, esa noche, tampoco pudo dormir bien.

Beyond ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora