Capítulo veintiuno

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Observé con euforia cómo comenzaba a abrir los ojos, sus hermosos y dulces ojos los cuales habían perdido todo aquel brillo, esa chispa que tanto me gustaba.

Sequé con cuidado mis lágrimas tratando de pensar qué decir, pero al final tan solo decidí dejarla hablar o al menos procesar todo lo que había pasado, aunque no quería. No quería que recordase lo que había ocurrido, solo lo que tuvimos ella y yo hace apenas unos días, cuando aún éramos una pareja feliz preocupada tan solo de los estudios y de donde ir a cenar ese día.

Poco a poco ella pareció despertar y aclarar su vista pues aún no había sentido mi presencia, pero pude saber cuando lo hizo pues esta me asustó. Vi con tristeza como sus ojitos se llenaban de aquellas lágrimas que siempre odié ver, me recordaba demasiado a la mirada que le dirigía a mi hermano, yo no quería ser como él, no quería que ella me mirase de aquella forma.
Me dolía.

— Pequeña... -susurré con voz rota tratando de acercarme a ella recibiendo rechazo por su parte.- L-Lo siento... no sabes cuánto lo siento. Perdóname por favor... te lo pido por favor.

Mis ojos ya se encontraban derramando lágrimas como si se tratasen de grandes cataratas. Quería poder volver al pasado y rechazar aquella tinta propuesta de mi hermano, ¿En qué momento lo hice?
Apreté mis labios dolido y bajando mi mirada busqué con desesperación su mano encima de la camilla aprovechándome de que aún no podía moverse bien.

Que asco me daba a mi mismo.

- Te amo... Te amo y siempre te amaré. Perdóname por ser un imbécil, p-perdóname. –alcé mi mirada tratando de buscar la suya sin lograrlo, seguía teniendo algunas esperanzas de que me perdonase, aunque una voz en mi interior le gritaba que no lo hiciera, no quería que ella cometiese el mismo error pero a la vez quería demostrarle que esta vez podría cuidar de ella, hacerla feliz de verdad, sin ningún trato ni apuesta.– Él no volverá... no va a volver nunca pequeña, ya me encargué de eso.

Esbocé una triste sonrisa y solté su mano aún sin darme por vencido, pero cada vez aquel pensamiento iba apagándose por su silencio, por su falta de emociones.
Era cierto que acababa de despertar de un pequeño coma pero esperaba alguna reacción, ya fuese de enojo, tristeza o alegría.

— Eres un imbécil... - susurró ella bajando aún más su mirada - un imbécil y un desgraciado.

Tragué duro y con mis manos temblorosas tan solo asentí y traté de volver acercarme a ella, pero esta pareció rechazarme cosa que hizo que mi corazón comenzase a doler levemente.
No iba a volver conmigo...

— Confié en ti a pesar de creer que fuiste mi maltratador, te di el amor que tanto había guardado para mi misma, te di mi corazón, te lo di todo Jungkook.... todo...

Escuchar sus sollozos rompió completamente mi corazón haciendo que la abrazase sin importarme su opinión, tan solo quería tratar de calmarla, como hace pocos días.
Ya extrañaba cuando ella se acurrucaba entre mis brazos, como besaba divertida todo mi rostro.
Siempre quise algo así, una mujer que me amase y confiase en mi de aquella forma a parte de hacerme feliz.

Fui tan tonto que lo eché todo a perder, pero trataría de recuperarla, de volver a tenerla y no dejarla ir nunca más, no iba a volver a cometer el mismo error, no lo iba a hacer.

— Princesa... No llores por favor, no llores... Te amo, no sabes cuanto te amo... siento lo que hice, pero ya no volverá a pasar, lo prometo. Quiero hacerte feliz, poder darte lo que siempre mereciste... No puedo verte así, lo odio, me duele... -apreté mis labios apretándola un poco más contra mi dejando que esta llorase en uno de mis hombros.- Como tú bien dices... soy un imbécil, tanto que pensaba proponerte matrimonio pero... las cosas no salieron como yo esperaba.

Reí irónico tratando de bromear pero más bien fue algo triste. Cerré mis ojos sintiendo las lágrimas resbalarse por mis mejillas y tan solo me quedé en silencio dejando que los sollozos de ambos inundaran la sala del hospital.

Era una escena horrible, pero a la vez conmovedora.

Poco a poco sentía como sus pequeñas manos se aferraban a mi, como si no quisiese soltarme, aunque su yo interior se lo estuviese diciendo a gritos.
Aquello me dio más esperanza, una muy rastrera y egoísta. Seguramente eso que la mantenía aferrada era su amor por mi, sabía que la había enamorado.

— Dime algo princesa... Dime algo por favor. -la separé de mi y tomé con suavidad su húmedo rostro y cuidadosamente alcé su mirada con lentitud hasta que conectó con la mía. Ni siquiera pude contener mi tonta sonrisa.- Dime algo... Solo quiero saber si me sigues amando... solo eso. Si no es así entonces te dejaré ir y no volveré a aparecer en tu vida, lo prometo...

Esperaba que dijese un "te amo", ese era mi mayor deseo ahora mismo pero respetaría cualquier otra respuesta, a pesar de que me partiría el corazón ya no tenía que ser egoísta, ella lo era todo para mi pero... quizás yo no lo era todo para ella.
Tenía que dejarla ir si es que así lo quiere ella.

Con el corazón en la mano esperé alguna palabra, algún movimiento de labios pero en vez de eso, esta me besó.

Mi corazón comenzó a latir como loco, mis pulsaciones incrementaron notablemente y ni siquiera pude moverme hasta unos segundos más tarde donde la abracé.
Mis ojos ya no aguantaron más y estallaron en lágrimas, al parecer ella tampoco pudo contenerse y ambos terminamos llorando entre el triste y nostálgico beso en el que nos encontrábamos sumergidos.

Se sentía tan bien poder besarla de nuevo... apenas había pasado unos pocos días, pero para mi habían sido años, años sin verla y en la que la culpa de su coma caía sobre mis espaldas.

Me aliviaba demasiado el saber que aún confiaba un poco en mi, pero sobre todo, que me seguía amando.

— Te amo Jungkook... aunque seas el hombre más idiota de este planeta.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2021 ⏰

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