Capítulo catorce.

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Aclaraciones:

Rayita no recuerda a Jungkook porque ha cambiado mucho y también porque aquella relación fue un trauma para ella y borró la mayor parte de los recuerdos, pero seguía recordando las palizas y los golpes.

También quería decir que Rayita y Jungkook tienen 18 años.

Se viene drama chicxs!
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— Quiero volver a intentarlo contigo... p-pero tengo miedo de que pase lo mismo y que vuelvas a ser como lo eras a los dieciséis... —dije con mis manos temblorosas. Él me abrazó con ternura y yo solo pude cerrar mis ojos y recargarme sobre su fuerte cuerpo.— me volví a enamorar de ti...

— Hey, tranquila... estoy aquí para cuidarte, no volveré a ser así de idiota como para perder a alguien tan increíble como tú... no podría permitirme cometer el mismo error, si lo hiciera juro pegarme un tiro en la cabeza. —me apegó más a él y juntó su frente con la mía.— gracias por darme otra oportunidad después de haberte hecho lo que te hice...

Asentí levemente mientras me apegaba a su torso mojado el cual era muy cálido. Cerré mis ojos cristalizados dejando caer alguna que otra lágrima. Quería estar con él, dicen que la gente cambia, él podría haber cambiado por completo, por mi...

— ¿recuerdas el día en el que me llamaste Kookie? Me molesté porque mi madre adoptiva me llamaba así. Pero no fue tu culpa, tan solo son cosas de familia. Nada es tu culpa pequeña. Te protegeré con mi vida si es necesario.

Sonreí ampliamente y lo abracé aún más fuerte sintiendo como sus brazos apretaban mi pequeño cuerpo contra el suyo de una forma tan tierna que ni yo podría creerme que alguien me tratara de esta forma.

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Los días iban pasando. Jungkook y yo volvimos a ser novios como hace muchos años. Pero esta vez era mucho mejor. Jungkook había cambiado y me trataba como si fuera la cosa más preciada del mundo. Parecía celebrar cada día de más que estábamos juntos, como si fuera el último aprovechando hasta el último momento en el que estábamos juntos antes de irnos a dormir. Aunque eso no quitaba que muchas noches yo me fuera a su casa o que él se colara por mi ventana para dormir conmigo, rodeando mi cintura con sus brazos y atrayéndome hacia el juntando nuestros torsos. Era demasiado bonito como para ser real.
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Hoy era el día del baile de fin de curso. No lo había vuelto a hablar con Jungkook pues no hacía falta aclarar de que iríamos juntos al baile. Ninguno de los dos esperaba ser el rey o la reina del baile, pero éramos felices con tal de estar juntos y bailar alguna que otra canción.
Habíamos decidido no vernos en todo el día para cuando llegáramos al baile impresionarnos. Tampoco me esperaba demasiado de Jungkook pues era Jungkook, como mucho iría con un simple traje negro o incluso es posible que venga en su ropa normal de siempre.
Estaba terminando de arreglar mi cabello con algunas sutiles ondas. Mi vestido era uno largo de color azul oscuro con algunos cristales en él haciéndolo parecerse al cielo estrellado. Mi maquillaje era natural sin tener en cuenta el vivo labial rojo que tenía en mis labios. Este día era muy especial para mi. Sentía como si mi corazón fuera a salir corriendo para ir lo más rápido posible al encuentro con Jungkook en la gran sala donde se celebraría el baile.
De repente pensé en el poco tiempo que Jungkook y yo llevábamos juntos, no más de una semana pero nuestra relación parecía ser de años. Puede que anteriormente hubiera sido así pero se me hacía algo extraño que hubiéramos ido tan rápido. Lo único que sabía era que yo lo amaba. Y así será para siempre pues mi Jungkook no va a cambiar de nuevo. Él me lo prometió e hicimos un juramento sellándolo con un dulce beso. Aquel día en el que fuimos a tomar un helado a las tres de la madrugada a un parque perdido a las afueras de la ciudad.

[...]

Ya era la hora. Tendría que ir al baile de fin de curso para encontrarme con él. El hombre dueño de mis sonrisas durante esta última semana.

Tomé un taxi pidiendo que me llevara a la localización donde se iba a celebrar el baile. Mientras iba de camino, miraba por el transparente cristal viendo como el cielo se oscurecía y había un tono ámbar en el horizonte.
Sentí como el taxi se paraba. Solo pude tomar algo de aire y salir dirigiéndome hacia la entrada dando mi nombre y así pudiendo entrar a la fiesta.

Todo estaba perfectamente preparado. La barra con bebidas y algunos snacks. El DJ estaba en su sitio pinchando algunas canciones para comenzar a dar algo de ambiente.
Con mi mirada buscaba desesperadamente a Jungkook hasta divisarlo con un hermoso traje azul marino acompañado de una camisa blanca. Este sostenía dos copas de vino.

De repente nuestras miradas se cruzaron y yo no pude evitar sonreír como la tonta enamorada que era pero, él no lo hizo.
Mi corazón se encogió levemente y caminé a paso lento hacia él pero vi como otra chica se acercaba a él y este le daba la otra copa de vino que portaba en su mano izquierda.

En ese momento mi mundo comenzó a irse abajo. Mi corazón comenzó a ir más lentamente hasta sentir que este casi no latía. Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude evitar dar media vuelta pero choqué con alguien.
Ni siquiera lo miré, lo único que quería era irme y llorar, llorar y maldecirme por haber confiado nuevamente en alguien que en su día me hirió, y que ahora lo había vuelto a hacer.

Pero el individuo con el que choqué tomó mis hombros con firmeza impidiendo que me moviera.

Al alzar mi mirada vi una silueta bastante borrosa a causa de mis dolorosas lágrimas. Cuando poco a poco la imagen se fue haciendo más clara, no pude evitar estallar en llanto.

Jungkook no fue mi ex novio... fue él.

Playgirl - jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora