Sentía como sus manos apretaban cada vez más mis hombros llegando a lastimarme. Bajé rápidamente mi mirada sintiendo como mi corazón de rompía en pedazos, pequeños pedazos que no podrían volverse a juntar de nuevo.
— Pequeña, cuanto tiempo sin verte.
No pude evitar abrir mis ojos y mirar a Jungkook. Este nos estaba mirando con su antes típica expresión de póker. Cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando, apartó su mirada y siguió hablando con la chica que estaba con él.
En verdad no sé como pude pensar que alguien como él se enamoraría de alguien como yo. Pero yo sentía la ternura de sus actos, él amor entre nuestros besos y la dulzura de sus caricias. Nunca podría haber imaginado que él... me abandonara de esta manera.
— Te hablé. ¿Acaso no me escuchaste? – la voz de Jeon JungHyung se hizo presente en toda la sala llamando la atención de todo el mundo.– Te estuve buscando por toda Corea y ahora ni siquiera me hablas. Me has demostrado de que podrías volver a confiar en mi. Por cierto, muchas gracias hermano. – dirigió un pequeño gesto hacia Jungkook el cual bajó su mirada.– Vayamos a casa.
Me negué por completo y quité sus manos de mi cuerpo bruscamente. Me giré mirando a Jungkook con mis ojos cristalizados y negué levemente bajando mi mirada y tratando de contener mis lágrimas.
— Yo creí en ti... – dije por lo bajo.– Creí en ti y me engañaste... solo eres como los demás, no eres especial. Tan solo fui un juguete más... Nunca me amaste...
Pude ver de reojo como Jungkook daba un pequeño paso hacia mi, pero enseguida volvió a retroceder para salir de la sala.
No hizo nada... se fue sin más dejándome con mi maltratador. Con el que pasé los peores años de mi vida, el monstruo que siempre acechaba en mi habitación: debajo de la cama, en el armario, por la ventana. Siempre estaba ahí para asustarme y hacerme daño...
No tardé en sentir un fuerte golpe en una de mis mejillas. JungHyung se había vuelto a enojar y un golpe había aterrizado en una de mis mejillas dejándola levemente roja.
— ¿En que tanto piensas? Vayamos de una puta vez a casa. Hace años que no te pruebo. Extraño ver esos grandes senos rebotar mientras te pongo en cuatro. –dijo sin ningún tipo de pudor.– Andando.
Tomó mi brazo fuertemente sacándome del baile mientras yo no podía pensar bien. No llegaba a procesar bien la información. No entendía que estaba pasando, Jungkook, JungHyung, el amor. No entendía nada...
Tan solo podía llorar. Llorar por la tradición y lo idiota había sido. Como me pude enamorar de alguien que en el fondo sabía que no era así.
Pero se sentía tan real...
Se colaba por la ventana de mi habitación para poder dormir conmigo cuando mi madre estaba en casa. Me apegaba a él hasta que ya no quedaba ni una molécula de aire entre nosotros y dejaba que me acurrucara en su pecho mientras él dejaba dulces besos en mi cabello. Me compró varios peluches cuando un día dije que me gustaban. Estuvo allí cuando tuve ese mal día en el que vomité. Se saltó sus clases para quedarse conmigo y poder cuidarme.Lo que hacía era tan real que ahora no puedo creer que no lo fuera. Que esos actos fueran fingidos. Que en realidad yo no le importaba. Que esos peluches los compró por compromiso, que me abrazaba para aparentar quererme, que aquel día del vomito sentía asco y tan solo me sujetaba el cabello para que no le diera más asco de lo que ya le daba.
Esa era la realidad... tan solo le hacía un favor a su hermano, a su horrible y repugnante hermano del cual se hizo pasar para asegurarse de que yo sería tan tonta como para repetir el mismo error y dar una segunda oportunidad a un agresor. A alguien que me causó problemas mentales y depresión por años.
Asegurarse de que yo aún me sujetaba en el amor para luchar por algo. Aquel era mi punto débil, el amor. Creer en alguien, amar a alguien. Pensar que para ese alguien eres importante y que él también lo es para ti. Que nunca te haría nada malo, nada cruel ni nada malvado. Imaginarte una vida junto a él, tener unos cuantos perros y quien sabe, hasta hijos.
Pero no iba a ser así.
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Playgirl - jjk
FanfictionEn el amor no tienen que haber segundas oportunidades, ¿o quizás si? Una herida por muy cerrada que esté siempre deja marca. Podría dar la casualidad de que estas dos oraciones se refieran a los protagonistas de esta pequeña historia. © no copias n...