capítulo once

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Oí la maldición que él soltó a gritos a los policías y me miró con su ceño fruncido. Su respiración estaba agitada, podía observar como su pecho subía y bajaba rápidamente mientras sus manos apretaban el volante entre sus dedos. Parecía muy estresado, pero no veía ningún signo de miedo o temor en sus ojos, más bien veía que estos se encendían pensando en alguna locura.
Y no me sorprendería que de repente Jeon hiciera que su auto comenzara a disparar a todo nuestro alrededor, como uno de los vehículos de las películas de ciencia ficción.

Pero eso no pasó, fue algo mucho peor que eso.

El pelinegro pisó a fondo llevándose de largo a los policías que estaban acercándose a nosotros junto con los autos de los anteriormente mencionados. Seguramente habrán muerto por el impacto.
Este auto tiene una potencia descomunal, igual que su dueño.
Al ver una gran curva miré a Jungkook con mis ojos demasiado abiertos, tanto que parecía que se iban a salir de mis cuencas oculares.

– ¡JUNGKOOK, PARA! —grité con histeria por el miedo a caer al vacío.— ¡DIJE QUE PARES! — volví a gritar.–

Puse escuchar una pequeña risa salir de su boca para luego sentir como pisaba aún más el acelerador haciendo que aumentáramos la velocidad.
Ahora el marcador del auto marcaba 297km/h.
En pocos segundos estuvimos girando por la curva que me había hecho alertarme pero Jungkook, con gran maestría, hizo que el auto girara a la perfección provocando un gran derrape. Esto habría sido un momento espectacular para Fórmula uno o algún deporte de autos de carrera.

– Yo controlo nena, no empieces a gritar,e como niña asustadiza. Por lo que me has demostrado eres de todo menos eso. —comentó con gracia mientras seguía manejando a la misma velocidad como si fuera pan comido— llevo tres años manejando y dos de ellos con este coche a si que no hay de que preocuparse.

parecía que no le preocupaba la policía que nos había estado persiguiendo, que no le había importado matar a dos hombres que seguramente tendrían familia ni arrollar dos autos en perfecto estado con un coste muy alto.

— ¿porqué la policía nos perseguía? —esa pregunta estaba comiendo mi cabeza desde que escuché las sirenas de los autos— ¿acaso no te importa?

— Eso es el pan de cada día, y la razón... bueno, digamos que soy importante. —susurró lo último dejándome aún con más dudas— ya no hagas más preguntas. Hoy estas muy preguntona.

De repente, paró el auto haciendo que me echara hacia delante por la brusquedad del freno. Miré por la ventana y vi la playa, no había nada a kilómetros a la redonda. No sé cuánto nos alejamos de la ciudad pero ya no había ningún edificio o casa visible en los alrededores.

— anda, vamos. Seguro que te gusta el mar. ¿Vas a bañarte con la ropa o desnuda? —comentó mientras reía y salía del auto— nunca viene mal un respiro, nadar es bueno. —se quitó su camisa y caminó hasta mi puerta abriendo esta y dejándome salir— date vida, no siempre hay que estar amargado.

— mira quien fue a decirlo. —solté una pequeña risa y salí del auto comenzando a desvestirme— que quedé claro que no pienso hacerlo en el mar, se me hace asqueroso. Además luego la arena raspa y se hacen heridas.

Escuché su risa y solo negó moviendo su cabeza de lado a lado.
Los dos quedamos en ropa interior y dejamos nuestras prendas sobrantes dentro del auto. Él no tardó en esconder las llaves del auto en un pequeño compartimento secreto de este mimo.
En un momento mis pies dejaron de tocar el suelo, dándome cuenta de que Jungkook me había tomado entre sus brazos y comenzaba a correr hacia la playa como si fuera un pequeño niño de seis años en sus vacaciones de verano.

Sus pies se hundían en la fina y suave arena a cada paso que daba debido al peso de ambos. Finalmente llegamos a la orilla del mar y se fue adentrando en las cristalinas aguas a paso lento.
Yo tan solo observaba el lindo panorama del atardecer junto con el mar y las olas chocar contra la orilla, pero tuve que salir de mis pensamientos al sentir el agua helada comenzando a tocar mis pies y trasero por la posición en la que me estaba cargando Jungkook.

— ¡ah, está fría! –me quejé tratando de subir por el cuerpo de Jungkook como si se tratara de un koala subiendo por un árbol— no sigas metiéndote...

Mi petición fue completamente ignorada por el hombre con el que estaba y tan solo siguió adentrándose hasta que el agua nos llegó hasta el pecho.
A continuación él me bajó y noté como el agua me cubría mucho más arriba que cuando estaba arriba de Jungkook.
Ahora estaba casi tapada por el mar y seguramente si viniera una ola me ahogaría. Parecía que mi cabeza flotaba por la superficie puesto que el agua cubría mi cuello completamente.

Miré a Jungkook y lo pillé mirándome muy fijamente con sus oscuros ojos, pero esta vez me miraba a mi, a la cara, no a mis pechos ni a mi trasero, y eso se me hizo muy raro.
Poco a poco él se fue acercando a mí hasta quedar muy apegados, pasando sus manos por mi desnuda cintura y acariciando suavemente la zona de piel que abarcaban sus enormes manos.

No podría decir ni una palabra en esta situación, ni aunque quisiera.
Se sentía bien no ser maltratada ni manoseada con malas intenciones, como siempre. Sentía sus leves caricias en la misma zona sin moverse hacia abajo o hacia arriba en busca de mis curvas, tan solo se mantenía fijo.
Parecía estar analizándome, tratando de entrar en lo más profundo de mi con su penetrante mirada clavada en mis negras pupilas bastante dilatadas por la escasez de luz que cada vez se notaba más y más.

Hubo un momento, una fracción de segundo, en la que vi una chispa aparecer en su mirada, pero fue tan solo por un momento fugaz.

Volviendo al mundo real de nuevo, noté que él iba acortando las distancias poco a poco. Esta vez se estaba tomando su tiempo en acercarse a mi, pero se me hacía muy tierno, o al menos por su parte. Yo tan solo lo miraba, mantenía nuestras miradas conectadas y dejaba que él acariciara la pequeña zona con piel de gallina por el frío provocado por el agua.

En menos de lo que pensaba, su nariz estaba rozándose con la mía de manera tierna. Vi que sus ojos estaban cerrados y parecía estar disfrutando del poco tacto que manteníamos. Yo solo cerré igualmente mis ojos.
Pero algo se abrió dentro de mi haciendo que las lágrimas comenzaran a brotar de mis ojos. Me apegué más a él, quitando todo el espacio que quedaba entre nosotros y recargué mi rostro en su pecho rompiéndome en llanto frente a él.

— N-no... Me lo prometí a mi misma...

Playgirl - jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora