Décimo capítulo

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Lo miré y tan solo asentí a lo que dijo. Es cierto que el baile de fin de curso ya se estaba acercando, cada vez quedaban menos días para que todo terminara. Pronto serían las tan deseadas vacaciones para dedicarme a jugar vídeo juegos y a ver series en Netflix.

- si te lo preguntas, ya tengo pareja a si que no te hagas ilusiones. —dije recordando aquel día en el que traté de descubrir cosas sobre él con ayuda de las nuevas tecnologías, cuando la pantalla de mi PC se puso en negro y una extraña invitación al baile apareció en letras blancas inundando cada pixel de la pantalla— seguro que puedes ir a bailar con tu almohada, seríais una linda pareja. ¿No crees?

Lo miré divertida, pero él solo soltó una pequeña risa algo burlona y me miró fijamente. Di gracias a que estábamos en un semáforo, me daría miedo que él me mirara mientras maneja, podríamos tener un accidente y en cualquier momento palmarla.

- yo también tengo mi pareja, no te creas tan especial. Y que sepas que no es mi almohada. —me sonrió sin expresión en sus ojos y al ver que teníamos luz verde, volvió a poner en marcha el auto continuando nuestro trayecto hacia la nada.— tengo... tengo una casa en las afueras.

Lo miré sorprendida por las cosas que me dijo, uno, por que tiene pareja, dos, porque tiene otra casa. Que yo sepa no trabaja, tiene un auto carísimo y dos casas para el solo. De seguro si es el niño mimado de mamá, solo que él no quiere aceptarlo. Podría hacer que lo aceptara pero eso significaría muchos días de esfuerzo y rechazo por su parte, y no era plan a si que mejor lo dejaba pasar.

- ¿que pasaría si de casualidad tengo mi periodo y mancho tu auto? —cuestioné divertida imaginando su cara de preocupación por su caro auto— estoy casi segura de que me echarías a patadas.

- la verdad es que te pondría en cuatro, haría que lo limpiaras con tu propia lengua mientras yo te follo por detrás. Sería grandioso. —comentó divertido mientras su mirada seguía clavada en la carretera— aunque te recomiendo que eso no pase.

Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo y tan solo miré al frente sin comentar nada. Me lo había imaginado y no era la mejor imagen que podría haber creado mi imaginación. Estoy empezando a pensar que Jungkook es sadomasoquista. Si fuera por él, tendríamos sexo en público, con esposas y demás mierdas de esas.

Mis pensamientos se calmaron cuando sentí que el auto se paraba, y no en un semáforo lo que daba el disparo de salida para que yo bajara rápidamente del auto cerciorándome de que no hubiera manchado el asiento, gracias a dios eso no pasó.

- espero que tus padres no reclamen a su hija hasta mañana —escuché a Jungkook decir mientras cerraba el auto y caminaba lentamente hacia mi— tenía pensado... hacerlo durante horas pero en un sitio distinto, ya sabes, por cambiar de entorno.

Lo miré y luego me fijé en nuestro alrededor. Estábamos en la orilla de la playa, en medio de la nada. Tan solo estaba el auto, una casa y nosotros dos. Supongo que será la suya. Aunque algo no me cuadraba. La casa parecía abandonada. Puede ser que él no haya venido desde hace tiempo, no lo sé.

- si piensas que esa es mi casa estás equivocada. Es de mi hermano. Mi otra casa está en Seúl. Pero bueno, seguro que a él no le importa que entremos sin permiso. —comentó riendo. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y se quedó plantado a mi lado mientras mirábamos el atardecer sobre el horizonte del mar abierto.— espero que tenga lavadora, si no va a tener restos de semen en su cama.

Suspiré levemente y le di un fuerte golpe en su hombro recibiendo una mirada de confusión de su parte.

- se suponía que el momento era algo lindo, ya lo estropeaste. Tonto. –me crucé de brazos y seguí mirando como el sol se escondía.— y no te preocupes que para algo estoy yo. Además sabes rico.

- me dices que yo estropeo las cosas, ahora me estas diciendo que te vas a comer mi semen. No sé quién la ha cagado más. —me devolvió el golpe que le había dado y rió— anda, ¿vamos dentro o al mar?

Iba a contestar que quería ir al mar pero empecé a escuchar un molesto ruido muy familiar que se iba acercando cada vez más.
Me iba a girar pero Jungkook me tomó entre sus brazos haciendo que escondiera mi rostro en su pecho y me metió de nuevo al auto.

- joder... ya podrían venir en otro momento. Hijos de puta.. — maldijo por lo majo prendiendo el auto y comenzando a manejar a gran velocidad por el sentido contrario de donde venían los sonidos de las sirenas.— ya lo haremos más tarde, hay que volver... me quedo en tu casa. Si tus padres dicen algo di que soy tu novio y todo arreglado. ¡Joder!

Miré hacia atrás y vi como nos perseguían cinco autos de policía. Todos estos estaban a máxima potencia y con las luces y los altavoces prendidos pero como esta zona estaba desierta Nadir los escuchaba, excepto nosotros dos.

- ¿¡que cojones está pasando Jeon?! —grité histérica mientras me aferraba al asiento con todas mis fuerzas. Miré el marcador del auto e íbamos a 200km/h, esto no era normal. Creía que iba a salir volando en cualquier momento.— ¿¡Joder Jungkook donde me trajiste?!

Jungkook comenzó a murmurar algunas cosas pero solo pude entender las maldiciones que soltaba dirigidas a los policías que nos perseguían. Si esto no era adrenalina no se que lo que era, pero tenía pánico, miedo era poco decir.

Cuando justo íbamos a dar un giro para perderlos de vista, más coches policiales aparecieron enfrente de nosotros cortándonos el paso y haciendo que Jungkook posara el freno a fondo hasta dejar una marca negra en el asfalto por el derrape.

- ¡Joder!

Playgirl - jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora