Capítulo dieciséis

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JungKook's Pov pt.1

Hoy era el día del baile, el día que no quería que llegara jamás.

Me encontraba mirándome al espejo mientras trataba de contener mis lágrimas.
Estaba enfundado en mi traje azul marino, como si de verdad fuera a estar con ella durante toda la noche. Había pensado con el corazón en vez de con la cabeza y había pasado dos horas a cambiar una y otra vez mi traje y mi cabello como si ella me fuera a ver, a estar conmigo durante todo el baile.
Solo pedía que esto hubiera sido un sueño, un tonto sueño de los que solía tener hace años con la novia de mi hermano. Aquella pequeña niña a la que él maltrataba. Yo siempre estaba allí, tras una puerta, a través de la ventana, en la habitación de al lado. Yo vi como ella sufría mientras que mi hermano la violaba o la golpeaba. Y yo no hacía nada.

Me recargué sobre el lavabo tomando mi cabello con fuerza mientras rompía en llanto. Había estado enamorado de ella durante tanto tiempo...
A partir de hoy no la volvería a ver. Eso era lo que más me dolía, no poder dirigirle la mirada, no poder volver a tocarla, a abrazarla... a besarla.

Sentía como mi corazón se encogía y daba golpes en mi pecho castigándome por lo que había hecho. Ella estaba enamorada de mi, y yo de ella. Ya tenía lo que siempre había querido, lo que siempre había soñado, estar junto a ella.
Era la mujer más tierna y más cariñosa que podía existir en este mundo, la más hermosa y la más perfecta. Ahora la tenía, la tenía entre mis brazos cada noche mientras me contaba como había sido su día. Mientras yo la abrazaba y dejaba besos en su cabeza. Todo era tan jodidamente perfecto que no podía ser real.

Antes de que todo esto pasara, mi hermano me había contactado, hacía años que no hablábamos. Se enteró de que yo iba al mismo instituto que su ex novia y me dijo que me hiciera pasar por él para ver si ella volvería a confiar en alguien como él. Y ella fue tan idiota que confió en mi, en Jeon JungKook... hermano de su ex novio maltratador.

Pero estaba feliz, feliz de poder a fin tocar su delicada y suave piel. Poder besar aquellos labios que me tenían loco desde los catorce años.

Aún recuerdo el primer día que la vi, estaba en la casa de mi hermano, donde yo también vivía. Creo que no se dieron cuenta de mi presencia pero yo no pude apartar mis ojos de ella en ningún momento.
Estaba detrás de las puertas, pegado a la pared para poder escuchar su linda voz. Da igual cómo, pero siempre estaba allí para poder verla y escucharla. Aunque parecía que mi hermano solo la quería por sexo. Eso me hacía apretar los puños y preguntarme como un ángel tan Hermoso y puro podía estar con semejante demonio.

Uno de esos días, escuché sus gritos, sus agudos e indefensos gritos que resonaban por toda la casa. Pero no podía hacer nada por mucho que quisiera. Mi hermano era mucho más fuerte que yo y no terminaría bien, pero al menos ella habría sabido de mi existencia y a lo mejor me hubiera dado una oportunidad. Pero fui tan estupido que durante esos dos años no hice nada. Tan solo lloraba en mi habitación mientras escuchaba los llantos y los gritos de ella, sus gemidos de dolor.

Cerré mis ojos con fuerza y comencé a golpear la pared de mi baño mientras me negaba a hacer esto. Si no lo hacía, él arruinaría mi vida y la de ella. Ya le había suplicado no hacer el trato. En un principio pensé que ya no sentiría nada por ella y que me sería fácil hacerle el favor a mi hermano. Pero en realidad mis sentimientos hacia ella siempre estuvieron ahí. Aunque sonara acosador, estaba en este instituto por ella.
Tan solo para poder verla y alegrarme de que ya no estuviera con mi hermano.

Un día me armé de valor y me metí en su casa dejando un collar de luna el cual sigue llevando a día de hoy. Nunca le dije que se lo di pero estoy seguro de que ella lo sabía. Al igual de que ella suponía que había sido yo el del mensaje de la propuesta para ir al baile. Pero esta vez, fue JungHyung.

[...]

El baile.

El estúpido baile que nunca quería que llegara.
Estaba junto a una chica, la acababa de conocer pero no me interesaba en lo más mínimo. Tan solo quería ver a mi chica. Aquella que ocupaba los pensamientos que tenía día y noche, pero no podría ser. Mi hermano no me dejaría ni acercarme a ella, él siempre fue celoso y muchas veces le hablé sobre "aquella chica que traía a casa". Antes de que empezara a hablar sobre ella, él siempre comenzaba a golpearme diciéndome que era suya y que no se me ocurriera ni mirarla. Siempre acababa curando mis heridas en le baño, con el seguro de la puerta para evitar que entrara. Recuerdo a la perfección aquella sensación de ardor cuando ponía aquel algodón con alcohol en mi piel abierta.

Solté una melancólica risa mientras miraba al suelo.
De repente, sentí aquella hermosa presencia en la gran sala y no pude evitar mirar en aquella dirección, la entrada.
Allí estaba ella, más hermosa que nunca en aquel vestido simulando una noche estrellada, mientras su mirada se paseaba por todos los rincones de la sala, buscándome.

Cuando vi como ella logró encontrarme, a duras penas pude apartar mi mirada y hablar con la chica que tenía enfrente de mi, la cual tenía abandonada.
Pero no podía, no podía hacerle esto.

Yo la amaba pero tenía miedo, miedo de lo que le pudiera hacer mi hermano mientras estuviera conmigo. A mi me daba igual si me golpeaba, torturara o asesinara, pero él es capaz de matarla por no estar con él.
Y yo no podría vivir con el remordimiento de que la muerte de mi pequeña hubiera sido por mi culpa, por ser un egoísta y querer quedármela.
Pero ahora que lo pensaba, eso no era egoísmo, tan solo luchaba por amor, pero ella corría peligro a mi lado, más peligro que si estuviera con mi hermano.

Volví a mirarla y pude verla llorar. En ese momento mi mundo comenzó a derrumbarse. Ver aquellas lágrimas en sus ojos me dolía demasiado, más de lo que me gustaría.
Quería correr, correr hacia ella y abrazarla para decir que todo estaba bien, que la amaba y que pronto la pediría matrimonio para casarnos y tener hijos juntos. Y no estaba de broma, más de un día lo había pensado y la idea me gustaba demasiado. Poder compartir el resto de mi vida con aquella mujer era mi sueño. Pero los sueños no siempre se hacen realidad.

De un momento a otro la voz de mi hermano se escuchó en la sala y no pude evitar apretar mis puños. Sabía que le iba a hacer daño, quería matar a mi hermano. Sería lo más fácil.

No sería la primera vez, al estar en la mafia coreana ya se me ha hecho familiar acabar con la vida de la gente, y matar a ese desgraciado no me provocaría ningún remordimiento. Más bien estaría satisfecho.
Pero por alguna razón no podía, al menos por ahora.

Al volver a mirarla, ella se había deshecho del agarre de JungHyung y hablaba, me hablaba a mi.

Podía leer sus labios y saber cada palabra que decía, mi corazón dolía por lo que interpretaba. Lo que ella estaba diciendo era mentira. Yo la amaba, yo la deseaba, yo quería pasar él esto de mi vida a su lado. Pero no era posible. Eso si, era un completo hijo de puta.

Di un paso hacia ella para poder abrazarla y decir lo mucho que la amaba pero me arrepentí al sentir la mirada de mi hermano y rápidamente salí de la sala. Comencé a correr mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Iba secando estás con la manga de mi traje mientras seguía corriendo. No tenía ni idea de donde ir, tan solo me quería alejar del mundo. No pensar en ella, no pensar en lo idiota que había sido y sigo siendo.

No sentía cansancio, solo sentía que a cada paso que daba lejos de ella, mi alma se iba apagando hasta quedar igual que el primer día. El chico sin amigos, sin novia y con corazón de piedra.

Al darme cuenta, estaba en el mar. A 30 kilómetros del centro de Busan. No tenía ni idea de cuánto tiempo había estado corriendo.

Pero ni correr tan lejos había servido. Era el lugar donde me había declarado. Donde me había declarado a la mujer más perfecta del mundo y ella había aceptado. Este mar pudo presenciarlo, esta orilla y estas arenas pueden confirmar que yo la amo. Que la amo con locura y que siempre lo haré. Por mucho tiempo que pase, ella siempre estará en mi corazón, haciendo que cada segundo me sienta peor por lo que le había hecho, que cada instante fuera una tortura por haberla hecho llorar, por haber hecho que creyera en mi, que volviera a confiar en el amor...

Playgirl - jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora