- Prólogo -

573 50 2
                                    

El sol se ocultó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol se ocultó. Rayos y lluvia eran los que parecían invadir la ciudad entera.

El cielo estaba gris. Paraguas negros opacos le rodeaban.

Aquél día fue horrible y detestable para él. Como si de una pesadilla se tratara.

Las lápidas en el cementerio a su alrededor escurrían las gotas de lluvia que caían.

Ya casi todos quienes le vieron el rostro por última vez tras el cajón gigante de madera, se habían retirado. Solo quedaba él en salir de allí.

Su traje estaba empapado, sus zapatillas rojas se ensuciaban por la tierra mojada.

Lloraba aferrado al ataúd en donde lo traían a él, su primer y último amor de vida. Recordando lo mucho y lo poco. El dolor y la calma. La soledad y la compañía. La felicidad y tristeza.

En último acto, acarició la madera fina. Llena de agua; como si el cielo también llorara por su partida.

—Hasta luego...

—Hasta luego

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

·
·
·

La residencia Todoroki no siempre fue de esta forma. Una vez... Para tres de los cuatro hermanos, fue divertida.

A Shōto le sorprendía que el lugar que ahora detestaba hubiera sido así alguna vez.

La arrogancia de su padre y sus ambiciones obsesivas le convertían en una herramienta para que este triunfara.

El pasado de Shōto era complicado de explicar. Su vida era muy diferente a la de otros a su edad.

Quería; deseaba felicidad. Una que varias personas deseaban brindarle, pero solo perdían su tiempo intentándolo.

Se creyó un caso perdido. Su vida tenía significado por el sufrimiento que vivió. En ningún momento nombraba la felicidad absoluta, ya que de eso no obtuvo ni un poco.

No tenía esperanzas para su vida. Ya no.

Porque a pesar de no querer vivir su vida, tenía pocas razones para seguir viviendo o no abandonar todo en un acto repentino:

No quería abandonar a su hermana, su ser más querido en ese momento. Tampoco quería darse por vencido en superar a su padre. O al menos, demostrarle que sin él podría lograr sus objetivos.

No esperaba nada de la vida, si era concreto. Además de ya no quererlo, no tenía esperanza alguna de que algo pasara.

Solo deseaba terminar con el amargo dolor en su corazón. Abandonarlo todo y no perjudicar e incomodar más a otros.

Tan solo desaparecer era lo único que aliviaría su sufrimiento y dolor psicológico.

O eso fue lo que pensó hasta conocerlo.

---

!Primer capítulo y nota de autor a continuación! → → →

• Cura De Un Anhelo • | TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora