Capítulo 26.

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—¿Estás completamente seguro?— Harry asiente con su mirada puesta en el edificio, varios recuerdos lo azotan derrepente y suelta un suspiro, ya estaba ahí y no había vuelta atrás.

—Tengo que ir— murmura más para sí mismo que para Louis, el ojiverde toma la mano de su acompañante y ambos entran a las instalaciones.

Debían subir las escaleras hasta el quinto piso, no era mucho, pero los nervios invadían más a Harry.

Jhonathan era un jodido idiota, no había aceptado juntarse con Harry en algún parque para entregarle lo que le pertenecía, había dejado en claro que el rizado debía ir a su departamento.

Pero jamás aclaró que debía ir solo, su plan A, era Louis.

Harry se detiene frente a la puerta del departamento de su ex novio y sin dudarlo toca esta un par de veces.

Louis se apoya en la pared a un costado de esta con sus brazos cruzados.

La puerta se abre frente a Harry y ahí estaba el chico que más aborrecía en el mundo.

Jhonathan sonríe y lo mira de arriba a bajo, el estómago del ojiverde se revuelve ante ese gesto.

—Viniste— Harry asiente sin emoción y se cruza de brazos, al parecer el pelinegro no había notado aún la presencia de Louis.

—Tráeme mis cosas.

—Oh no cariño, tú mismo tendrás que sacarlas, están en mi habitación y ya sabes cuál es el camino— Jhonathan lo toma con fuerza por el brazo y Louis golpea su mano, el ojimiel pone su mirada sobre el ojiazul y retrocede para poder cerrar la puerta.

El castaño de inmediato empuja su cuerpo contra esta y abre la puerta de par en par, Louis entra al departamento como si nada y Harry le sigue.

—Ve a buscar la caja Harry, yo te esperaré aquí, no dejaré que este idiota te siga— el ojiverde no espera mucho cuando pasa por al lado de ambos caminando por el pasillo hasta la habitación que antes compartía con el pelinegro.

Abre la puerta de esta y ve la caja sobre la cama, suelta un suspiro aliviado e inmediatamente comienza a revisar si estaba todo lo que le pertenecía.

En efecto todo lo que había olvidado estaba ahí.

Harry sabía que sólo debía haber tomado la caja y marcharse, pero no puede evitar que su mente traviesa y vengativa lo tiente.

El rizado sin dudarlo abre la cómoda de Jhonathan en dónde solía guardar todas sus porquerías.

Harry las botaría por el inodoro.

El rizado comienza a tomar la gran cantidad de drogas que había, pero su mirada recae en una carta oculta debajo de estas.

Era la letra de su madre.

El ojiverde toma la carta entre sus manos y puede notar que está abierta, frunce su ceño ante eso y decide guardarla en el bolsillo de su pantalón.

Vuelve a tomar las drogas de Johnathan y va hacia a el baño, se da el tiempo de abrir cada sobre y vaciarla en el inodoro.

Hace exactamente lo mismo con las pastillas.

Jala la cadena y lava sus manos, muerde su labio inferior aguantando la risa y vuelve por la caja que había dejado en la habitación, la toma entre sus brazos y camina hacia la sala en dónde pudo ver a Louis sacudiendo su mano y a Johnathan con un corte en la ceja y en el labio.

—¿Tienes todo?— Harry asiente y Louis pone su mano herida sobre la espalda baja del menor, lo empuja con suavidad hacia la salida.

Louis le da una última mirada a Jhonathan y sigue a Harry, ambos salen del departamento y vuelven a bajar las escaleras.

El ojiverde se siente más aliviado y finalmente en paz, sentía que había cerrado un ciclo.

—¿Lo golpeaste?— Louis pone su mirada sobre él y asiente con lentitud.

—Comenzó a decir estupideces, tenía que callarlo de alguna forma— el castaño pone la mirada sobre su mano derecha y ve como lentamente sus nudillos se iban inflamando.

—Yo tiré todas sus drogas por el inodoro— Louis detiene su caminata ante eso y lo mira de forma incrédula.

—¿Es en serio?— el ojiverde asiente y el castaño no puede evitar reír, sus ojos se entrecierran y lleva su mano lastimada a su estómago— va a dar un grito al cielo cuando se de cuenta.

—Lo sé, ahora lo único que quiero es llegar a mi hogar y ver todo lo que tenía ese idiota— le da una mirada de reojo a la caja y luego recuerda la carta que había encontrado— también debo leer una carta que encontré, tenía la letra de mi madre, obviamente era mía.

Louis asiente ante eso, admitía que se sentía un poco cansado, pero acompañaría a Harry durante esos momentos.

No sabía si Harry encontraría algo que lograría lastimarlo, prefería estar ahí sólo si el rizado se lo permitía.

Si prefería estar solo, respetaría su espacio, lo único que quería era la comodidad del chico que amaba.

Quería su bienestar y sanarlo.

Louis sólo estaba lleno de cosas buenas y eso era exáctamente lo que siempre necesitó Harry.

Lost Soul |Larry Stylinson| [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora