Percibió la poca delicadeza que había tenido Wickham al presentarse a sí mismo de esa manera y lo poco que concordaban sus afirmaciones con su conducta. Recordó que se había jactado de no tener miedo al señor Darcy; de que el señor Darcy podía marcharse de la comarca si quería, pero él seguiría allí plantado...
Orgullo y prejuicio, Jane Austen
Corría. Huía de algo a su espalda. Un graznido horrendo resonó en la lejanía helándole los huesos por el temor. No podía mirar hacia atrás, no se atrevía, pero, aunque lo hubiese hecho no habría visto nada, solo oscuridad. Se alejaba atemorizado de un peligro que no podía verse. Necesitaba seguir corriendo, llegar hasta...
— ¿Qué es esto? —Rugió una voz despertando a Soonyoung que se estremeció ante la fuerte luz y el palpitar que le provocaba su dolor de cabeza—. Os dije que trajerais a Jihoon, no a... Dios, ¿No sabéis hacer nada?
Poco a poco, el hechicero fue enfocando lo que había a su alrededor. Dos soldados lo habían depositado de rodillas en el suelo y lo sostenían para que no se volcase al estar dormido. Frente a ellos había un hombre joven de facciones delicadas y fuertes brazos bien vestido con la capa de los magos que trabajaban para el rey, pero hecha de telas mucho más delicadas y caras lo que indicaba que tenía un rango mucho mayor que otros a los que había conocido. Se encontraba apoyado en un gran escritorio de caoba presidido por una gran silla de cuero negro. Las paredes estaban llenas de estanterías repletas de libros y pergaminos, incluso había podido ver algún que otro instrumento para pociones y hechizos.
— Oh, parece que nuestro invitado se ha despertado —Le hizo un gesto a los dos soldados para que le soltase y le tendió una mano, sonriendo con amabilidad—. Disculpe sus modales, son unos incompetentes —Algo brilló en su mirada, peligroso y oscuro. Parecía un hombre inteligente con el que era mejor no meterse. Por eso, le dio su mano y dejó que le levantase—. ¿Se encuentra bien? Venga, será mejor que se siente —Lo condujo hacia el sofá y se sentó a su lado, haciéndole tragar saliva—. Va a tener que disculpar a mis guardias, suelen ser un poco... —Chasqueó la lengua con disgusto—. Idiotas —Luego se giró hacia ellos y les hizo un gesto para que le dejasen solo. Quisieron protestar, pero se olvidaron al ver el rostro de su superior.
Cuando se quedaron solos, el hechicero de gran rango le preparó una taza de té y se disculpó de nuevo por las molestias causadas. Soonyoung estaba desconcertado con tanta amabilidad cuando había sido traído en contra de su voluntad. También estaba preocupado ¿Qué habría ocurrido con Jihoon y Jeonghan? ¿Qué sería de Leo sin ellos ayudando a que pudiese escapar? ¿Su hermano estaría bien pese a haber perdido a Seokmin? ¿Aún tendrían oportunidad de salvarle? Lo último que necesitaban eran tener que preocuparse por él, por eso decidió seguir aquel juego extraño y esperar que el miedo no le hiciese hacer nada estúpido. Siempre se había enorgullecido de su inteligencia y este día no iba a ser una excepción.
— Creo que hay un malentendido —La sonrisa del hombre resplandecía y su juventud parecía fuera de lugar. Era cómo si sus ojos mostrasen una edad completamente diferente a la que aparentaba—. Le han encontrado caminando mano a mano con un traidor —Fue sabio al omitir que había estado peleando a su lado y Soonyoung se preparó—. Pero estoy seguro qué ha sido un error, no eres un traidor, eres una víctima.
— ¿Perdone? —Preguntó con los ojos bien abiertos—. ¿Por qué soy una víctima?
— Porque has sido vilmente engañado por un ser oscuro y peligroso —Ante el desconcierto de su invitado, el hechicero lo miró con pesar—. Oh, créeme, yo también fui engañado por él —Una gran tristeza apareció en sus ojos y Soonyoung sintió curiosidad por saber si aquello era real o seguía siendo una falsa—. Por favor, disculpe las molestias, mi nombre es Joshua.
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La leyenda del clan Lee I. Sangre y hechizos - Soonhoon
FantasySu existencia se convirtió en una leyendo y en el susurro de la noche, mientras los soldados del rey no podían escucharlos, los que resistían al nuevo orden hablaban de seis estatuas de piedra con rostros contorsionados por el horror y la tristeza...