Capítulo 11

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— Desde luego que no tengo el talento que poseen algunos para conversar con soltura con personas que acaban de conocer —dijo Darcy—. No soy capaz de captar el tono de su conversación ni de aparentar interés por sus asuntos, como suele ver que hacen otros.

Orgullo y prejuicio, Jane Austen

Cuando Jihoon se sintió lo suficientemente seguro, a tres pueblos de distancia del hogar de la resistencia, preparó un pequeño fuego en el interior del bosque y se sentó para tratar de entrar en calor. Soonyoung usó su poder para protegerlos de miradas indiscretas a petición del vampiro. Cualquier otro día se habría negado a obedecer, pero tenía la impresión de que si alguien escuchaba lo que tenía que contarle, acabarían siendo llevados a la cantera y sin posibilidad para salvar a Seokmin. Si su cuñado moría por un desliz, su hermano no se lo perdonaría. Por el bien de su familia, decidió obedecer a las órdenes y una vez preparado todo, se sentó al lado de Jihoon. Sin rechistar, aceptó el pan y el queso que le ofrecía y permanecieron un rato en silencio contemplando el fuego hasta que el vampiro suspiró, la señal que daba comienzo a una de las muchas historias que guardaba en su corazón.

— Se corrió la voz de un hombre en el norte que aseguraba ser el supremo soberano. Había comenzado a hacerse con los pueblos de las montañas y el general Choi decidió ir para descubrir que estaba ocurriendo, que atemorizaba al pueblo —Omitió toda referencia a su pasado, al miedo que había comenzado a sentir y lo que tuvo que hacer para salvar a unos pocos. Aún no estaba preparado para hablar de su vida con nadie, ni siquiera era capaz de hablar consigo mismo—. Nosotros nos encargamos de que los soldados que no fueron con él supiesen el lugar que le correspondía y la ciudad estuviese bien protegida. Solo teníamos que esperar a que él llegase y nos contase que todo era un truco, que no había nada de lo que preocuparse. Se acercaría al rey, su mejor amigo, y reiría con esa profunda voz que solía teñir los pasillos del palacio de alegría. Sin embargo, eso no pasó —Se pasó las manos por el rostro, tratando de no ver lo que sus recuerdos querían mostrarle: el rostro demacrado y lleno de lágrimas de uno de sus mejores amigos y el dolor en cada palabra de su padre—. Seungcheol estaba casado con otro del grupo, se casaron cuando cumplieron la edad suficiente, los dieciséis —Sonrió al recordar como tuvieron que preparar todo y las palabras tan bonitas que se dedicaron—. Y ese día se encontraba en casa porque su marido estaba enfermo, por eso nadie fue capaz de evitarle el sufrimiento de abrir la puerta y encontrarse la cabeza de su padre en la entrada. Se la habían dejado allí con un mensaje: "Pronto iremos a por vosotros".

Pese al horror que sentía, siguió escuchando la historia de como el corazón de Seungcheol fue rompiéndose poco a poco. Perdió a su padre, después al pueblo que tanto adoraba y al que había jurado proteger y ahora a su marido, al amor de su vida, que no había aparecido desde qué Seokmin y Jihoon se habían despertado. Se suponía que debían dormir la misma cantidad de tiempo, pero algo debió salir mal y cuando despertaron ya no había nadie. A cambio de esa historia y evitando la tentación de acariciar su espalda como consuelo, le contó cómo había llegado a las tierras de la manada. Poco después, Seungcheol apareció herido y desorientado. Había recibido un fuerte golpe en la cabeza, además de numerosos cortes que camuflaban las viejas cicatrices que ya tenía. A pesar de la capacidad de sanación de los lobos, él no mejoraba y tuvieron que usar los viejos remedios para lograr que sobreviviese. Mike y su madre se enamoraron de él y lo acogieron a pesar de su edad, se convirtió en un hermano, en un hijo, pero siempre tenía una mirada triste como si echase de menos algo.

— Siempre he pensado que sería genial que recuperase su memoria perdida, pero ¿Qué pasará cuando recuerde que su padre murió, que la ciudad ya no es la misma, que el amor de su vida no está y que se han llevado a un amigo? Dios, el simple hecho de abrir los ojos y ver que han pasado diez años en un mundo desconocido sin hacer nada por el resto de sus compañeros lo matará —Expresó su preocupación, comprendiendo por fin por qué Jihoon no quería que siguiese la aventura con ellos.

La leyenda del clan Lee I. Sangre y hechizos - SoonhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora