De cero

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La noticia me cae como un balde de agua fría

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La noticia me cae como un balde de agua fría.

¿Separarse?

El matrimonio de Giancarlo y Olivia era tan increíble como el de mis padres.

Trago en seco, siento mis mejillas enrojecer, la vergüenza me invade y solo quiero que se abra un hueco en la tierra y me trague.

―¿Separarse? ―inquiero.

―Sí, Thana, acción y efecto de no estar juntos ―aclara.

―Pero… ¿cómo? ¡Ah!, perdón por preguntar, a veces mamá me llama doña prudencia, ¿sabes qué?, no respondas, qué desastre ―suelto, como si las palabras no fueran pasadas por un filtro interno.

Tapo mi rostro con mis manos, estoy avergonzada.

Jethro suelta una carcajada y retira mis manos de mi rostro.

―Tranquila, nena. Yo estoy bien con ello. Creí que ya lo sabías ―dice él y les juro que podría llorar ahora mismo.

―¡Por Dios, no! ―digo. Volteo la mirada hacia mis padres y no los encuentro. Nunca los escuché hablar al respecto, creo que es eso lo que potencia mi vergüenza―. Nunca supe de eso, ni de nada en general. No sé nada y hasta creo que no te conozco ―digo y lo siento tan verdadero que asusta, liberar ese pensamiento que lleva en mi mente desde hace un buen rato.

―Cierto, muy cierto. Ahora mismo no tengo certeza de nada, solo de que estás bien preciosa ―anuncia.

―Deja de ser tan lame botas, por Dios ―le digo, haciéndolo reír―. Mejor háblame de qué va a pasar ahora ―inquiero, encontrando interesante mi barniz de uñas mientras miro fijamente mis manos.

―Mmmm, no quiero que todo vuelva a ser como antes ―anuncia y alzo la mirada, desconcertada―. Quiero que sea aún mejor.

―Esa fue una muy buena línea, qué galán ―digo, riéndome de él.

―Ya sabes, se me dan bien las palabras ―musita.

―Es muy en serio lo que te digo, Jet. ¿Qué sucederá ahora? ¿Pretendías volver y que todo fuera como antes? ―pregunto, con un nudo en la garganta.

―Es complicado, Aithana… ―musita.

―¿Volverás a Italia? ¿Qué querías obtener de ese show de ayer? ―pregunto, ahora enojada. De pronto siento un subidón de energía y adrenalina a mi sistema.

―Vamos un paso a la vez, chiquita. Volví a Canadá de manera indefinida, eso es cierto. No me iré a ningún lado o al menos, no todavía, no si no es contigo ―aclara, tomando mis manos― . Después del concierto pretendía buscarte, decirte la verdad y si contaba con suerte, llevarte a la casita. Aunque todo estaba premeditado todos me advirtieron que podrías ser una terca y negarte a ir conmigo, pero ya ves que sí accediste, supiste la verdad y no huiste, pasamos más de catorce horas juntos y no nos sentimos incómodos con el otro, al contrario, sentimos toda esa tensión sexy alrededor.

Amor jovial, puro e inocente | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora