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Alguien había colocado unos Escarbatos en el despacho de Umbridge, por lo que se me pidió ayuda de sacarlos

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Alguien había colocado unos Escarbatos en el despacho de Umbridge, por lo que se me pidió ayuda de sacarlos. Aquello no fue un problema, ya que los Escarbatos me hicieron caso en un instante.

—Lamento hacerte ir a esta hora —dijo la profesora McGonagall. Ella y yo nos dirigíamos a la cabaña de Hagrid a mitad de la noche—. No creí que fuera bueno que esas criaturas sufrieran por esa Bruja loca.

—No se preocupe. Me alegro de ayudar.

Cuando cruzábamos el césped hacia la cabaña de Hagrid pudimos oír varios gritos. Entonces al llegar hemos podido ver a Hagrid pelear contra unas cinco personas, y una de ellas era la profesora Umbridge.

—¡Déjenlo en paz! ¡He dicho que lo dejen en paz! —exclamó la profesora McGonagall en la oscuridad—. ¿Con qué derecho lo atacan? Él no ha hecho nada, nada que justifique este...

Ahogué un grito cuando cuatro rayos aturdidores chocaron contra la profesora McGonagall; en un primer momento, la profesora se iluminó y desprendió un brillo de un extraño color rojo; luego se despegó del suelo, cayó con fuerza sobre la espalda y no volvió a moverse.

—¡¿Qué han hecho?! —exclamé, aterrorizada—. ¡¿Cómo se han atrevido?!

Un rayo aturdidor se dirigió hacia mí, pero este chocó contra la caja de Escarbatos que tenía en mis manos. Aquella caja se rompió y los Escarbatos comenzaron a huir del lugar, mientras yo me quedaba intacta mirando a los responsables.

—¡COBARDES! —bramó Hagrid—¡MALDITOS COBARDES! ¿CÓMO SE ATREVEN A DAÑARLAS? ¡TOMA ESTO! ¡Y ESTO!

Hagrid intentó dar un par de fuertes golpes a los agresores que tenía más cerca, a quienes, a juzgar por cómo se derrumbaron, dejó inconscientes. Pero luego vi que Hagrid se doblaba por la cintura, como si finalmente el hechizo lo hubiera vencido.

Sin embargo, me equivocaba: al cabo de un instante, Hagrid volvía a estar de pie y se colocaba sobre los hombros el cuerpo inerte de Fang.

—¡Deténganlo! ¡Sujétenlo! —gritaba la profesora Umbridge, pero el único ayudante que le quedaba se mostraba muy reacio a ponerse al alcance de los puños de Hagrid; empezó a retroceder, tan deprisa que tropezó con uno de sus inconscientes colegas, y también cayó al suelo.

Hagrid, mientras tanto, se había dado la vuelta y había echado a correr con Fang sobre los hombros. La profesora Umbridge le echó un último hechizo aturdidor, pero no dio en el blanco; y Hagrid, corriendo a toda velocidad hacia las lejanas verjas, desapareció en la oscuridad.

Minutos después aparecieron unas personas que ayudaron a trasladar a la profesora McGonagall y a mí a la enfermería. Yo les había dicho que me encontraba bien y que se ocuparan de la profesora, por lo que comencé a encaminarme a mi habitación.

Mi corazón palpitaba tan rápidamente que creía que en cualquier momento se escaparía de mi pecho. Estaba tan aturdida por la situación que no me percaté de la persona que se encontraba frente a mí hasta que mi cuerpo colisionó con el suyo.

Aquella persona con la cual había chocado me ha abrazado y no he tenido que alzar la mirada para saber de quién se trataba.

—¿Estás bien?

—Sí. Los escarbatos que estaban conmigo han impedido que resultara herida —dije, alzando esta vez la mirada—. ¿Qué haces tú aquí?

—Estaba en la torre de Astronomía con los demás y hemos presenciado todo —dijo—. No podía quedarme tranquilo sin primero saber cómo te encontrabas... No puedo creer que ellos se hayan atrevido a atacarte... a un estudiante... Tendré que mencionárselo a mi padre...

—Draco —dijo la voz de Pansy. Ella había aparecido y al verme con Malfoy ha realizado una expresión de desagrado—. Debemos de volver a nuestras habitaciones.

—Ya voy, Pansy —dijo, pero no se movió ningún centímetro.

—Umbridge anda por ahí hecha una furia y si te ve aquí... con ella —dijo, recalcando la última palabra con asco—. No creo que mencionar a tu padre ayude mucho esta vez.

—Ve. Yo también debo volver a mi habitación —dije, tranquilamente.

—Bien. Supongo que no queda de otra...

Draco me ha mirado y sin importarle que Pansy estaba aquí con nosotros me ha besado. Su beso me tomó unos segundos desprevenida, pero luego he correspondido.

—Nos vemos mañana, Draco.

—Nos vemos.

Él comenzó a alejarse junto a Pansy. Entonces la chica de Slytherin me lanzó una mirada arisca, pero luego ha sonreído.

Aquello me tomó por sorpresa, pero simplemente hice un gesto de adiós hacia su persona para luego comenzar a irme a mi habitación.

Aquello me tomó por sorpresa, pero simplemente hice un gesto de adiós hacia su persona para luego comenzar a irme a mi habitación

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UNTIL THE END; Draco Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora