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He estado deambulando por distintos lugares durante varios días, pues no podía volver a mi casa, porque se suponía que me encontraba en el extranjero junto a mis padres estudiando más a fondo sobre las criaturas mágicas

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He estado deambulando por distintos lugares durante varios días, pues no podía volver a mi casa, porque se suponía que me encontraba en el extranjero junto a mis padres estudiando más a fondo sobre las criaturas mágicas.

Froté suavemente mis manos para obtener un poco de calor. En estos días había comenzado a nevar, por lo que el frío se notaba cada vez más. Dejé la maleta en el suelo, sostuve mi varita, y comencé a pronunciar un encantamiento protector para mantener alejado a los mortífagos o los Carroñeros que rondaban de vez en cuando por el bosque.

La oscuridad comenzaba a hacerse presente, así que iba a abrir mi maleta para ingresar en ella y refugiarme de esta noche nevada. No obstante, en el momento en que toqué mi maleta, oí unas voces acercándose. Inmediatamente, sostuve mi varita y miré por donde provenían aquellas voces; segundos más tarde, un grupo de encapuchados se hicieron visibles.

—Eh, chico. Te he dicho que no te alejes demasiado —mencionó uno de los encapuchados, mientras se detenía y miraba al que iba bien atrás.

—Déjalo en paz —dijo una voz femenina con voz autoritaria. La persona más pequeña del grupo comenzó a acercarse a su compañero—. Hoy has hecho demasiado. Deberías de regresar.

—Él nunca se tomará esto en serio si sigues tratándolo de esa forma, Rowan.

—Cierra la boca —espetó Rowan con aspereza—, o te la cerraré yo.

—No la provoques, Roy —dijo otro encapuchado—. Ya sabes que ella es capaz de lanzarte la maldición asesina si así lo desea.

El tal Roy chasqueó su lengua, y continuó avanzando mientras era seguido por los demás encapuchados que se encontraban a su lado. En cambio, la mujer llamada Rowan se mantuvo parada enfrente de su compañero.

—Vete. Nadie te reprochará.

Rowan se alejó de su compañero, entonces aquel encapuchado emprendió su regreso. No obstante, cuando él pasó cerca de mí, se detuvo y me miró. Mi corazón dio un vuelco cuando vi los grisáceos ojos de Draco Malfoy.

—¿Estás aquí? —preguntó en un sutil susurro, y sus ojos que parecían muertos comenzaban a obtener un pequeño brillo.

Me quedé en silencio, mirándolo por un momento. Tragué saliva, y luego de asegurarme de que no hubiera nadie cerca, deshice aquella barrera que impedía que él pudiera verme. Malfoy se sorprendió al verme, pero, inmediatamente, me abrazó con fuerza y debido a ello terminé perdiendo el equilibrio. Ambos acabamos tumbados en la fría nieve, mirándonos brevemente con ternura.

—No sabes cuanta falta me has hecho —murmuró sin dejar de mirarme—. Cada día que pasaba sentía que iba a morirme del miedo a que algo te hubiera sucedido.

—Estoy bien —musité sin dejar de acariciar su rostro—. Y ahora que te veo me siento mucho mejor.

—¿Qué haces por aquí? ¿Estás con esos tres?

UNTIL THE END; Draco Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora