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En el día de Navidad desperté sobresaltada. Mi Escarbato se encontraba frente a mí por lo que me había apresurado a ocultarlo. Afortunadamente en ese momento ninguna de mis compañeras de cuarto se encontraba.
—Sky, te he dicho que no debes de aparecerte, así como así —suspiré. Mi Escarbato se soltó de mis manos para así acercarse a unos regalos que se encontraban sobre mi cama.
Aparté las sabanas de mi cuerpo para así acercarme a los regalos amontonados al pie de mi cama. Cedric me había regalado una bufanda con los colores de nuestra casa; Rolf, mi hermano pequeño, me había regalado una libreta que tenía en la portada el dibujo de un Escarbato, y mi abuelo, un nuevo libro sobre Criaturas Mágicas.
He sonreído al ver los regalos, pero luego mi expresión cambió al oír a mi Escarbato ligeramente chillar.
—¿Qué sucede, Sky?
Sky arrastraba por el suelo una gran caja dorada por lo que rápidamente lo ayudé y he colocado la caja en mi cama para sí ver de que se trataba, y al ver su contenido me he quedado sin habla. Dentro había un hermoso vestido que consigo tenía una nota que decía: «Un hermoso vestido para una hermosa persona»
Había identificado inmediatamente la escritura de mi abuela y no he podido evitar sonreír. Esta era la primera Navidad que pasaba lejos de ellos por lo que estaba inquieta, pero ahora con esto me sentía más calmada.
—Sky, recuerda mantenerte oculto.
Mi pequeño Escarbato me ha mirado para luego ocultarse. Me apresuré a alistarme para así ir al Gran Comedor a desayunar.
Me había pasado la mayor parte del tiempo leyendo el nuevo libro que me habían regalado. No obstante, cuando llegó la hora para prepararse para el Baile de Navidad he tenido que detenerme. Yo en verdad quería quedarme y seguir leyendo, pero había quedado con Harry en juntarnos en el vestíbulo por lo que debía de apresurarme.
El vestíbulo estaba abarrotado de estudiantes que se arremolinaban en espera de que dieran las ocho en punto, hora a la se abrirían las puertas del Gran Comedor. Los que habían quedado con parejas pertenecientes a diferentes casas las buscaban entre la multitud.
Había visto a Harry por lo que comencé a acercarme pudiendo notar que se encontraba junto a su amigo Ron y una chica de Ravenclaw.
—Hola —saludé haciendo que al menos Harry me mirara, ya que Ron se encontraba buscando a alguien entre la multitud.
—Estás... guapa —dijo Harry, tímido.
—Gracias —respondí de la misma manera. No me esperaba algún cumplido de su parte.
En ese momento llegaron unos cuantos alumnos de Slytherin. Malfoy iba al frente. Llevaba una túnica negra de terciopelo con cuello alzado y de su brazo iba Pansy Parkinson, con un vestido rosa pálido con muchos volantes.
Debía de admitir que ambos se veían demasiado guapos con sus atuendos.
—¡Los campeones por aquí, por favor! —oí la voz de la profesora McGonagall.
Nerviosa me acomodé cerca de Harry, quien se despidió de Ron y la pareja que lo acompañaba en ese momento. Ambos nos hemos acomodado junto a los demás campeones y sus parejas, entonces los demás presentes comenzaron a pasar por nuestro lado adentrándose al Gran Comedor.
Cuando Draco pasó por nuestro lado me ha lanzado una sonrisa, pero al ver a Harry ha realizado una expresión de desagrado.
Y cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall nos dijo que entráramos detrás de ella, una pareja tras otra. Lo hicimos así, y los que se encontraban en el Gran Comedor nos aplaudieron mientras cruzábamos la entrada y nos dirigíamos a una amplia mesa redonda situada en un extremo del salón, donde se hallaban sentados los miembros del tribunal.
Mientras me encontraba sentada he comenzado a mirar a mi alrededor, notando como algunos disfrutaban ya sea comiendo o hablando con su acompañante. No obstante, mi mirada se fijó principalmente en Draco Malfoy, quien hablaba tranquilamente con su acompañante, la cual tenía una mirada soñadora.
Por un momento deseé ser yo quien estuviera a su lado escuchando sus palabras.
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