20. La apuesta

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"No debí haberla encontrado, ese fue mi error".

Hades

Me limpio las manos, observando la pintura que se cierne sobre mí.

Ha pasado tanto tiempo... que nunca pensé que volvería a ver su rostro. Ahora ya no hay forma de olvidarla, por más que lo desee.

Sus ojos, su cabello, su sonrisa... todo es tan real... que pareciera que nunca la perdí. Pero lo hice.

No pude salvarla... Su muerte, es la culpa que llevaré siempre.

Dejo todo y salgo del cuarto, echando llave y, tras ello, deteniéndome un momento en el respaldo de la puerta. Apoyo mi espalda, mientras me llevo una mano a la cabeza y peino mi cabello, haciéndolo para atrás.

Debo parar.

Es otra persona... no es ella.

Debo entenderlo.

Y debo dejar de confundirlas.

"Solo te pido... tiempo. Podré con esto, lo sé. Volveré a ser la humana intensa que tanto detestas y... que no te tenía miedo".

Sus palabras aún dan vueltas en mi cabeza, martilleándome. No, no quería eso. No quería a la antigua humana u otra. No quería a nadie.

Entonces ¿por qué? ¿Por qué terminé así? Explotando... frente a ella.

"—Odio las mentiras, las aborrezco. Así que me hablarás con honestidad... si valoras tu vida. ¡Dime! ¿Por qué sigues aquí? ¡¿Por qué no te alejas de una maldita vez, como todos?!"

El recuerdo se siente como una bofetada.

¿Tanto ansiaba esa respuesta que olvidé por completo mi nefasta relación con esa irritante y desastrosa mortal? ¿Qué mierda pasaba conmigo, que me vi tan desesperado ante ella?

Ahora con la cabeza fría, con una respuesta que no esperaba, analizo y me arrepiento de cada una de mis acciones cometidas en el maldito parque de Brooklyn.

¿Qué buscaba realmente? ¿Qué tanto quería? ¿Aceptación? ¿Temor? ¿Doblegarla ante mí?

No... lo que en verdad pasó... lo que en verdad quería y anhelaba...

Yo solo deseaba que ella no me diera la espalda.

No podía soportar verla e imaginarla rechazándome. Con su rostro y su figura.

El problema no era que sea una humana insoportable... sino que, era su reencarnación. Y eso lo hacía más difícil.

 Tomo distancia de la habitación y me dirijo a la sala, para sentarme y relajar mi cuerpo, luego de un día tan ajetreado en ese parque de fantasía.

Observo el amplio y vacío lugar que me acoge; nada de glamour o decoraciones escandalosas como solía acostumbrar con Zeus, sino que, viste colores sobrios y detalles discretos. Al menos, logró darme un espacio en el que sentía un ligero atisbo de comodidad.

El reloj de pared electrónico anuncia la ya pesada media noche, donde debo ser de los pocos despiertos en el edificio, ya que no llego a escuchar ningún sonido estrepitoso o símbolo de fiesta adolescente.

Es un descanso, después de escuchar sus bullicios entre los pasillos tantas noches seguidas, que perturbaban mis intentos de sueño, una y otra vez.

Pensar en ellos me trae el recuerdo de las palabras del viejo entrometido que nos interrumpió en el parque. Solo de imaginarlo de nuevo, hace que me enerve la sangre, ante tan detestable ser.

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora