6. El arte de insistir

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Querido diario, Rogellio me odia.

Querido diario, necesitamos un nuevo nombre, y una identidad completamente renovada, para seguir existiendo...

Querido diario, acabo de traumar al vecino.

Las veces que solía escribir en mi diario, era solo para rememorar los momentos más vergonzosos de mi vida. Era como un recordatorio de aquellas tragedias en las que me vi involucrada, ya sea por mis estupideces o... por mis estupideces, más las desgracias de mi vida, aumentadas en bonus.

Y si estaban ahí, era para que sirva de escarmiento y que por lógica, no debía repetir.

Prácticamente tenía escrito en la tapa: "Deshora, para ti y tu vaca".

Y en la primera hoja, tenía una linda dedicatoria para una Alyssa del futuro: "Si estás leyendo esto, es que volviste a cagarla, ¿verdad? Puedes usar la última página para secarte las lágrimas, después de hacer tu papel de estúpida."

Lindo. Siempre tan motivador.

Y en estos momentos, quisiera poder tenerlo entre mis manos... para llorar un poco con él.

PORQUE LITERALMENTE, ACABO DE REPETIRLO TODO Y EN UN MISMO DÍA.

Todo empezó esta mañana, en la que Alyssa despertaba aún con un poco de su dignidad intacta, hasta que se le ocurrió la brillante idea de acomodar el chiquero que tenía por vida.

Nunca pasa algo bueno cuando a Alyssa se le ocurre limpiar. Nunca.

Y sí, en efecto. De lo que empezó con una escoba y tarareando una tranquila canción ochentera, pasó a... hacer el mejor concerti de la historia.

¡Everybody in the whole cell block, was dancin' to the Jailhouse Rock—rajo mi garganta, al entonar la canción de mi Presley, mientras muevo las pocas nalgas que tengo, en un sexy movimiento de cadera.

—¡Vamos Rogellio, mueve esas franjas! —lo incentivo, pero parece sacarme el dedo desde mi cuello. Así como está colgado, se asemeja a una bufanda muy malhumorada.

—¡No era mi intención tirarte al techo! ¡Fue solo un impulso!

"Sí, sí, tampoco era mi intención quedarme contigo, y aquí estamos, ¿no?" Parece querer decir, con todo el fastidio del mundo.

—Auch, Rogellio. Me dueles.

No me responde, y es cuando va terminando la canción, y se acerca el subidón, que tanto me encanta.

¡Bugsy turned to crafty and said, "Neither speak nor speak"! —Trato de hacer el paso de Elvis, cruzando mis piernas, pero no me da y termino cayendo de sentón.

¡I want to stay close for a while and kick my legs! —grito desde del suelo, y luego de intentar levantarme varias veces, al fin lo logro.

¡LET'S ROCK, EVERYBODY, LET'S ROCK! —chillo, meneando mi cabeza, al tiempo que mezclo y hago un extraño movimiento, para luego terminar lanzándome al suelo, y deslizarme en el piso, entonando a todo pulmón:

¡EVERYBODY IN THE WHOLE CELL BLOCK, WAS DANCIN' TO THE JAILHOUSE ROCK!

Finjo el solo de una guitarra en mis brazos, y me sacudo con ella, mientras sigo cantando.

—¡WAS DANCIN' TO THE JAILHOUSE ROCK!

Sigo, sin importarme nada, hasta que se deja de escuchar la canción en mi reproductor.

¡WAAAAAS DANCIIIIIN' TOOOO THEEEE JAILHOUSEEEE ROOOOOOOCK! ¡SIII! —Hago una reverencia y me ovaciono a mí sola, de forma patética, pero feliz-. ¡GRACIAS, GRACIAS!

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora