5. Ella

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"Si hubiera sabido que ocurriría, lo habría evitado a toda costa. Porque no estaba preparado para enfrentarla. Aún no lo estoy".

 Aún no lo estoy"

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Hades.

Los humanos son patéticos.

Sí, y los hay de todo tipo.

Están los idiotas, los tontos, los imbéciles, los desgraciados, los llorones, los ridículos, los miserables, los estúpidos, y muchos más. Ahí tienen su gran "diversidad", de la que tanto les gusta mofarse.

Y ya era una mierda estar rodeado de ellos todo el tiempo, como para que venga Zeus a arruinarme más las cosas.

Ahora estoy obligado a aguantar sus estúpidas sonrisas, y sus escandalosas vidas de jóvenes incapaces, que convivirán a mi alrededor, por unos cinco malditos años.

El solo verlos, ya es más que suficiente para arruinar mi día, y ponerme de un terrible mal humor.

Es lo mismo en todos lados, espíritu libre y hormonas alborotadas, creyéndose los reyes del mundo, pero ocupando un lugar tan insignificante, y completos ignorantes de lo que los rodea.

Odio estar aquí.

Pasé los dos primeros años, tratando de evitarlos, y aunque lo detesté como nunca, al menos fue tranquilo. Logré pasar desapercibido como quería, y eso al menos, me generaba algo de paz, al saber que solo me quedaban tres años en este agónico averno, llamado "Universidad".

Sin duda, de todas las cosas que me ha hecho Zeus, esta es la peor. Jamás debí aceptar esa apuesta. No, nunca debí ir a esa cena. Ese fue el inicio de todo. Maldito Zeus.

Aunque, debo admitir que puedo rescatar ciertas cosas de aquellos molestos mortales.

Uno de ellos son sus insultos y tengo mis favoritos, los humanos pueden ser tan creativos a veces, y esas palabras, van perfecto con todo lo relacionado a sus estupideces.

También encontré un lugar para mí... como esa cafetería, que de algún extraño modo, me gusta. Es tranquilo, y ahí puedo encontrar mortales menos molestos que los que acostumbro todos los días. Ellos son soportables.

Y podría decir que por lo menos, todo iba bien. Hasta ahora.

Y todo por culpa de esa molesta chica.

Ella...

Cuando la vi por primera vez, no pude evitar sentir cierta sorpresa. Estaba ahí, delante de mí, empapada de pies a cabeza, y con el cabello hecho un caos.

Por un momento, me paralicé. No esperaba verla de nuevo.

Su autenticidad, fue lo inesperado. Pero al instante, me di cuenta que no era la misma.

Siempre supe que algún día reencarnaría, y se volvería humana. Ese era y fue siempre su deseo.

Y ahora, se le había cumplido.

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora