22. Solo es él

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"En su mirada hay dolor".

Por-las-piñas... ¡Me quedé dormida!

—No, no, no, no, no... —ruego para mis adentros—. No, por favor...

Me levanto de un brinco, agitada, nerviosa, asustada. Miro para todos lados, mientras los rayos del sol empiezan a colarse por mi ventana anunciando el nuevo día.

Busco mi celular al borde de la desesperación para efectivamente confirmar lo que tanto temía. Con la batería agonizando en un seis por ciento, reviso el historial de llamadas para encontrarme lo peor.

Me dormí.

¡Me dormí! ¡Y en plena llamada! ¡Con Hades!

Trato de recordar lo último de la conversación, pero nada. En blanco. Y eso no es bueno, nada bueno. Porque eso solo podía significar... que me quedé dormida antes de tener esa conversación.

Es que si Alyssa no la caga despierta, lo hace dormida.

¡Maldición!

Me desmorono en el piso, con el corazón en mi garganta, latiendo loco y de forma desenfrenada.

Podría escribir un libro autobiográfico y hacerlo de guía, titulándolo: Cómo NO hacer enojar a un dios para dummies. ¿Y qué creen? Hasta vendería mucho más que este libro y terminaría en betsellers. Si me animo, se los hago saber.

—¿Por qué? ¿Por qué, Alyssa, por qué? —me reprocho desganada, mientras reviso nuevamente los detalles de la llamada.

Hora de Salida: 01: 34 a.m.

Hora Finalizada: 05:15 a.m.

Duración de llamada: 3 horas y 19 minutos.

No fue tanto tiempo, pero mi saldo dice lo contrario. Me quedé sin nada. Sin crédito, ni esperanzas.

De repente, es como si me brillara el foquito de mi cabeza, y alcanzo a recordar algo.

Logro verme haciendo un par de preguntas, y recibiendo respuestas cortas, pero breves. Y luego... luego... negro.

Me quedé dormida.

Pero, si fuera así, ¿por qué Hades no colgó la llamada al notarlo? ¿O es que no lo notó? Esperen, ¡no puede ser! ¡Si no lo notó, quiere decir entonces que él siguió hablando a la nada! Pobre Hades, cuánto lo siento. No, ¡pobre de mí! Él tiene dinero, yo no. Y ahora parece que tampoco un futuro, porque quién sabe lo que me pasará ahora.

No sé dónde poner mi cara de la vergüenza. Acepto sugerencias, pero tampoco se pasen.

Debería rendirme como tributo a la muerte, quizá me acepte si le ofrezco las tierras de mi abuela. Aún no las tengo, pero me las prometió, así que es medio seguro.

Golpeo mi cabezota una y otra vez en mi cama, deseando desaparecer, pero es inútil. Al contrario, solo consigo despertar a Rogellio que pega un brinco en su lugar, exaltado ante mi interrupción.

Cuando me doy cuenta de mi error, ya es demasiado tarde.

Quiero disculparme, pero me detiene con un solo gesto. Me dedica una mirada fulminante, de esos que solo pueden usar los protagonistas, me enseña sus colmillitos y chilla expresando sonidos incomprensibles pero no indescifrables.

Hasta podía leerlo entre líneas, palabras como: "¿Cuál es tu maldito problema, loca? ¡Que no vives ni dejas vivir!", "Medícate" y "¡Largo! Ya alteraste mi chakra". Todo eso, agregándole que no dejaba de menear la cabeza y brincar como poseído.

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora