13. Vulnerable

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"Aprendí a llorar, con él."

Lo intenté.

Sabía que hoy era un día difícil, que ese nudo en mi garganta y la presión en mi pecho me atormentarían, y no me dejaría en paz hasta finalizar el día.

Pero igual puse mi mejor sonrisa y salí con toda la fe en mí, creyendo que podría superarlo, pero... Fallé.

Fue un completo fracaso.

Cuando el Sr. Rupert me felicitó por la foto, estaba feliz, me sentía fuerte y decidida; cuando hablé con Mike, la tranquilidad empezaba a volver a mí; pero cuando invité a Hades... la necesidad de no querer estar sola, volvió.

Quizás por eso insistí tanto.

Y cuando aceptó, la ansiedad que sentía se disipó por completo.

Alguien indiferente como Hades, no notaría mi dificultad para sonreír tanto y eso me aliviaba. Podía estar tranquila con él, sin preocupaciones ni incomodidades, dejando de lado mis desgracias diarias.

Hasta incluso el tremendo ridículo que pasé, no fue tan malo. Logré reírme un poco de mi mala suerte y pensé que... si seguía así, podría terminar la tarde con una sonrisa en la cara.

Pero...

—Mierda, maté al perro.

El hombre ni le dedicó una mirada, solo subió a su vehículo y aceleró.

No le importó mis llamados para que se detuviera, solo desapareció. Y con él, mi burbuja.

La encargada de protegerme de mis recuerdos y aquellas dolorosas sensaciones en mi pecho, que venía evitando desde anoche.

Quedé inmóvil al momento en que mis ojos se posicionaron sobre la pobre criatura desfalleciente, que con mucha dificultad, hacía el esfuerzo por sobrevivir.

Como un efecto cadena, una a una fueron desenvolviéndose en mi mente, como recuerdos borrosos recién desbloqueados.

Dolor.

Pérdida.

Sangre.

Muerte.

"Papá, tengo miedo... no quiero morir.

No morirás, mi niña. Te lo prometo, y papá no miente, ¿verdad?

No, nunca."

Sentía como el aire se me escapaba de los pulmones y entendí que empezaría a perder el control.

"Esperaba sentada en los escalones de la entrada de la casa, como todas las veces. Pero esta vez... él no regresó."

No, porfavor....

"—Señora Riddles, lamentamos su pérdida. Su esposo fue un gran hombre y poseía un talento increíble, él era nuestro más preciado tesoro y recibirá una mención honorable en la revista, como se lo merece..."

El equilibro empezaba a fallarme, mientras me acerco lentamente hacia al animal que no dejaba de sangrar. Y le dolía... claro que le dolía. Duele mucho.

"Los hombres que llegaron esa medianoche, no traían buenas noticias. Podía verlo por la forma en la que mi madre apretaba los puños y hacía un gran esfuerzo para mantenerse impasible. Los podía observar detrás de la puerta, nunca los había visto antes.

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora