|17|

864 89 3
                                    


Solo fue un pequeño beso sin movimientos, pero fue suficiente para que el rubio notara los fríos labios de aquella chica, pues ella tenía una temperatura corporal muy baja a diferencia de él, sin embargo notaba sus mejillas calientes. Se separaron avergonzados y no se atrevían a mirarse.

-Lo siento, he sido muy atrevido- dijo avergonzado.

-Oh no no, yo también soy culpable- sonrió avergonzada.

Se miraron a los ojos ambos aún nerviosos.

-Estás llenito de hierba-.

-Tú también, ahora tienes el pelo verde- la joven mira su cabello y era cierto, tenía manchas verdes en él.

-Esto si que es complicado de limpiar- dijo riendo.

Se levantaron para sacudirse, cualquiera que los viera pensaría que acababan de salir de una pelea. Estaba empezando a irse sol, en señal de que pronto se haría de anoche.

-Si estuviera algo más cerca de la zona de internamiento deberíamos venir más a menudo- el rubio miró a la chica quien intentaba quitarse algunas hojas del pelo sin éxito, así que se acercó a ella para quitárselas.

-Gracias, y si, me gusta mucho este sitio es una pena que esté lejos y podamos estar muy poco rato-.

Se encaminaron de vuelta al río subiendo esa colina por la que unos minutos antes se habían deslizado peligrosamente. Ya era hora de volver, durante el camino seguían hablando de diferentes temas como solían hacer, sin embargo esta vez les costaba más, no podían para de pensar en ese beso, cuando terminaban la conversación el silencio era más incómodo que nunca.

-Mierda, le dije a mi madre que estaría para la cena con mis tíos, se me había olvidado- se quejó.

-¿Tampoco te gusta comer con tus tíos?-.

-No mucho, la única que me agrada es mi prima Gabi, solo por ella aguanto la cena-.

-¿Es esa niña morena que te saludó cuando volviste verdad? Parece de la misma edad que Falco-.

-Si, tienen la misma edad, además ella también será candidata a guerrera, seguramente sean compañeros-.

-Como nosotros- dijo nerviosa, no sabía si compañeros era el término correcto para ellos.

-Hoy no podré cenar contigo, pero a partir de mañana vendré siempre que pueda y te echaré una mano en la cocina- la miró sonriente.

Llegaron al cuartel, el camino se habia hecho mas largo de la cuenta, pues les costaba mantener una conversación, sentían una vergüenza increíble por lo que había pasado, sin embargo no se arrepentían aunque sabían que estaba mal.

-¿Te acompaño hasta arriba?- no recibió respuesta, se asustó al ver el rostro de la rubia, miraba fijamente el suelo con los ojos muy abiertos, como si estuviera viendo un fantasma.-¿Litzia que pasa?-.

La cogió de los hombros, sacándola de ese estado.

-Na-nada es que me he quedado pensando, y no te preocupes ya subo yo, si nos encontramos al Capitán empezará un interrogatorio al vernos así de sucios-sonrió con dificultad.

-Está bien, y no me asustes de esa manera- puso una de sus manos en su cabeza como si fuera una niña pequeña.

-No llegues tarde, nos vemos mañana-.

-Cuídate-.

El chico se marchó nervioso, tenía una gran sonrisa en su cara que no podía ocultar, había besado a la mujer que tanto amaba, no tenía ni idea de donde había sacado el valor para hacerlo. Strelizia sin embargo entró al cuartel con su rostro más palido que de costumbre y con una expresión de miedo.

Flor de Acero | *Reiner Braun* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora