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-¡¿Que Gabi y Falco qué?!- Reiner miraba con sorpresa a Colt.

-Se subieron a ese dirigible, luego no se que más pasó, seguro se los llevaron como prisioneros-.

-Gabi...- Reiner maldecía su prima.

-Esto es un desastre- el Galliard se llevó las manos a la cabeza.

-Escuchad, nos reuniremos mañana para tratar sobre los planes de Marley sobre Paradise, quiero veros a todos allí- el Capitán llamó la atención de todos los guerreros.

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-Eres un monstruo-.

-Suéltame!-.

-Un monstruo como tú no debe tener al acero-.
-Argentea no puedo respirar!-.

-Si llegas a usarlo será el fin-.

-Suéltame! Agh!-.

-¡Suéltame!- el grito desgarrador de Strelizia sorprendió a todos los presentes, esta abrió sus ojos de golpe cogiendo aire y empezado a toser por el fuerte dolor de garganta que tenía mientras se revolcaba por la ansiedad.

Pieck se acercó a ella para calmarla, quien hizo lo mismo fue Reiner, que se arrodilló en el suelo para quedar a la altura de la camilla.

-Litzia tranquila- Reiner cogió con cuidado unos de sus brazos, pero la fuerte tos de la joven provocó que esta vomitara sangre, al girarse para echarla al suelo, a quien se la echó fue a Reiner en su camiseta blanca, para después quedar inconsciente sobre la cama.

-Ouch, eso va a ser difícil de quitar- Porco miraba con una mueca a Reiner, quien tenía parte de la camiseta manchada de rojo al igual que su pantalón, pero al rubio no le importó en absoluto, solo acercó su mano a acariciar el pelo de Strelizia. Colt sacó de su bolsillo un pañuelo para poder quitarle los restos de sangre de la boca y barbilla a su tía.

-Braun date una ducha y cámbiate, no le va a pasar nada porque salgas unos minutos, llevas todo el día aquí- Magath miró al rubio.

Reiner soltó un suspiro, no quería irse ni separarse de ella ni un solo segundo, pero debía de cambiarse, cualquiera que le viera pensaría que ha llevado un cadaver a cuestas. Echó una mirada a Pieck y Colt para decirles que cuidaran de ella antes de salir del lugar.

Mientras se duchaba no hacía más que pensar en su bella mujer, a pesar de los años ella seguía igual, sin ningún signo de crecimiento, pero con esa misma belleza que siempre había tenido. Lo único que le importaba en ese momento era que se recuperara, necesitaba hablar con ella, necesitaba tiempo con ella, pero no sabía si las autoridades de Marley les dejarían el tiempo suficiente. También pensaba sobre cómo reaccionar si la querían encarcelar, revelarse contra Marley era la peor opción que tenía, la única que podía llevar acabo era la que menos le gustaba, pero todo lo hacía por su seguridad, no permitiría que la volvieran a encerrar. Cada vez que pensaba en aquellas palabras sentía un pinchazo en el pecho, necesitaba saber porque ella, le odiaba tanto, necesitaba respuestas, aún no perdía la esperanza de que fuera algún malentendido, aún así temía que no lo fuera y perder a Strelizia para siempre.

Se miraba en el espejo. Había perdido algunos kilos, su salud no era del todo buena, todas las cosas que le habían pasado desde que era  un niño le consumían poco a poco, que le separaran de la única persona que sanaba todas sus heridas sentimentales hizo que él acabara corrompido por completo. Deseaba con todas sus fuerzas morirse, pero la leve esperanza de ver a su platina le impedía apretar el gatillo o rendirse frente a Eren, ella era su única razón de vivir. Y nunca antes se había sentido tan bien consigo mismo por haber tomado las decisiones correctas, gracias a eso ahora tenía cerca suya a la mujer de su vida, si hubiera decidido marcharse de este mundo, no la estaría viendo ahora.

Flor de Acero | *Reiner Braun* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora