Flor de Acero | *Reiner Braun*

|36|

-Braun, Galliard! Movéos de inmediato! No permitáis que Eren Jaeguer llegue al bestia! No deben entrar en contacto!- uno de los capitanes alertó a los dos guerreros para que volvieran al ataque.

Reiner no quería moverse, quería quedarse ahí, no tenía fuerzas ni ganas para luchar, estaba completamente roto, su mente no dejaba de pensar en que su platina estuviera muerta en esos momentos, no tenía más razones para seguir combatiendo, no le importaba en absoluto lo que sucedía a su alrededor, ni siquiera la misión de recuperar al fundador.

-Reiner, levántate, ¿acaso no quieres proteger a Strelizia? El General ha disparado para detenerla antes de que el Stampede la matara, estoy seguro de que sigue con vida, si quieres verla y saber que está bien tenemos que detener a ese bastardo! Vamos!- el Galliard volvió a su titán y corrió tras el titán de ataque.

El rubio al oír eso sintió una cálida luz en su interior, lo que su compañero decía era cierto, el Stampede apenas estuvo activo unos segundos, era muy probable que no le hubiera dado tiempo a matarla, debía asegurarse de que ella estaba bien, su cuerpo recuperó toda su energía al instante gracias a la esperanza de verla con vida, por lo que desesperado corrió tras el fundador para evitar un desastre, si cabía la más mínima posibilidad de que ella estuviera viva, haría cualquier cosa para asegurarse de ello.

El mandíbulas consiguió llegar hasta él y frenarle mordiendo su pierna, pero recibió un golpe tan brutal que quedó fuera de combate al instante, dejando todo en manos del acorazado.

-¿¡General por qué ha disparado?!- Pieck gritó.

-No podía permitirlo, he apuntado para detenerla, no la he matado, solo espero que no haya disparado demasiado tarde...- los nervios se apoderaron de él, tomó aire centrándose en su objetivo, apuntó a la cabeza del fundador dándole de lleno.

Reiner aprovechó aquel disparo para lanzarse sobre Eren, aún así necesitaba la ayuda del mandíbulas, él solo no podía contener a 3 poderes de titán.

-Porco levanta! Necesito tu ayuda! Usa todas tus últimas fuerzas!- acercó su mano hacia el mandíbulas.

Zeke estaba atónito por lo que acababa de pasar, nunca antes había visto la monstruosidad del Stampede, y eso que solo se había activado unos segundos, no llegó a transformarse del todo. Se maldecía a si mismo por haber sacado a Strelizia de aquella ciudad, por culpa de eso toda su misión casi se iba por la borda, lo último que podía llegar a imaginar es que ella sería capaz de hacer algo tan peligroso, pero por su suerte, no pudo causar ningún daño ni nada por el estilo con el Stampede, si el General no hubiera disparado, quizás nadie podría haber contado lo que habría pasado en el distrito de Shiganshina.

Se preparó para dar un fuerte grito, no debían perder ni un solo segundo, sus esperanzas volvieron al ver como Strelizia no parecía dar señales de vida, se levantó con sus últimas fuerzas dejando sorprendidos a todos.

-Eren, voy a transformar a todos en titanes-.

-Espere Señor Zeke!- la voz de Colt llamó su atención.

-¿¡Que hacen esos dos aquí?!- Reiner miró sorprendido a los hermanos Grice mientras retenía a Eren bajo su cuerpo.

-Falco ha ingerido el vino, por favor señor Zeke no de ese grito!- se acercó al bestia.-Usted me conoce, sabe que me convertí en guerrero para que mi familia no fuera enviada a Utopia!-.

-Colt aléjate de mi!- Falco intentaba soltarse de su hermano.

-Nunca he entendido que pasaba por su cabeza, ni siquiera cuando nos traicionó, pero por favor, piénselo dos veces antes de convertir a niños inocentes en víctimas!-.