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Un cálido rayo de luz se colaba por la ventana de una gran habitación, de muebles color madera, acogedora y bien decorada. En el centro había una gran cama de matrimonio acompañada de un enorme cuadro de flores rojas en el cabecero. Ese rayo de luz daba directo en el rostro de una persona, la cuál abrió los ojos lentamente para luego levantarse y estirar su cuerpo. Miró unos segundos a la otra persona que había en aquella cama, sonrió y salió de la habitación.

Caminó por un amplio y largo pasillo en silencio, mirando cada cuadro que había en la pared. Flores, el mar, un barco, árboles, pájaros, y al final del pasillo, un titán de armadura blanca.

Bajó las escaleras, siguió caminando en silencio hasta llegar a la cocina, donde empezó a preparar lo que parecía ser el desayuno. Cuando terminó salió fuera de aquella bonita casa, encontrándose con un jardín y una gran calle que estaba rodeada de casa similares. En el suelo de la entrada había una carta.
Volvió a entrar y se sentó a leer aquella carta.

Buenos días a todos, espero que hayáis recibido mi carta sin problemas, quería avisaros de que estuvierais en el puerto un poco antes, el barco estará listo antes de lo previsto, ya sabéis todo lo demás, nos vemos en un rato.

Cuando la terminó se levantó para poner el desayuno sobre una mesa grande con 4 sillas, miró en reloj y decidió subir en busca de la otra persona, que parecía no despertarse aún. Recorrió de nuevo el mismo camino, entró a la habitación y vio a aquella otra persona durmiendo aún. Se acercó hasta sentarse y despertarle con cuidado.

-Reiner, Armin nos ha mandado una carta, debemos estar antes, vamos levanta- murmuró.

El rubio abrió sus ojos adormilado, se incorporó y miró a su pareja con una expresión de confusión.

-¿Armin? Ah si...voy a hacer el desayuno, ve vistiéndote si quieres- le dio un corto beso a la platina para después levantarse.

-Ya lo he hecho yo, está en la mesa- le sonrió.

-No me gusta que me hagas el desayuno, no eres mi sirvienta- habló mientras soltaba un bostezo.

-Tú me haces el desayuno todos los días no seas hipócrita- cogió una almohada y se la lanzó al rubio dándole en la cara. -A ver si así te despiertas...-se aguantó la risa.

-Ya estoy despierto- le lanzó de vuelta la almohada pero falló.

El rubio bordeó la cama hasta llegar a ella y levantarla para llevarla en brazos, la platina usó las piernas para rodearle la cintura y así sujetarse.

-Anda vamos a desayunar- el rubio salió de la habitación con cuidado hasta llegar abajo, y desayunar con su pareja.

Mientras desayunaban leían el periódico, en el que Armin aparecía en portada, junto con el título. "Los comandantes del ejército de Eldia viajan a la destruida nación de Marley".

-Después de 3 años, volveremos a pisar Marley- murmuró la platina.

-¿Estás nerviosa?-.

-Claro que sí, aunque solo vayamos a encontrar escombros, hace bastante tiempo que ya fueron a recoger cadáveres, ya no habrá riesgo de infección- soltó un suspiro.

-Jean me dijo que seguramente vayamos a la zona de internamiento y también a Ciudad Férrica, ¿estás segura de que quieres venir?- tomó su mano.

-Estaré bien, tengo curiosidad- sonrió.

-¿Y el bichito? ¿Sigue dormido?-.

-Ve a despertarle, Gabi y Falco estarán aquí ya mismo- el rubio obedeció no sin antes recoger su desayuno.

Flor de Acero | *Reiner Braun* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora