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Al otro lado de una gran vaya metálica que impedía el paso, impidiendo salir de la zona de internamiento, se encontraba una muchachita de ojos azules mirando con preocupación tras ella, como si estuviera buscando algo concreto, o más bien, esperando la llegada de alguien.

-Eh tú! ¿Qué haces ahí?- un guardia que cruzó en ese momento una pequeña puerta en la valla le llamó la atención.

-¿No era hoy el dia que regresaban los guerreros de la Ciudad Férrica?-.

-No! Ellos no van a volver hoy, pierdes el tiempo aquí esperando, ¿no ves que no hay aquí nadie?-.

Los ojos de Strelizia se encogieron al escuchar eso.

-¿Cómo? Se suponía que venían en 4 días!-.

-Ah sisi ya, han decidido que se quedarán allí definitivamente para entrenar, anda y vete a tú casa niña, la curiosidad mató al gato-. Justo en ese momento el guardia disparó a un gato que cruzaba la calle en ese momento, para justo después comenzar a reírse con los demás guardias.

La chica ignoró aquello y salió disparada en dirección a su nuevo hogar, en busca del capitán Margath en busca de respuestas, quien era el supuesto encargado del grupo de guerreros, sin embargo él no se había ido con ellos. Durante estos 4 días Strelizia había estado aprendiendo técnicas de cocina con Evie y conociéndola un poco más, también había estado con todo aquel lío de su casa y además en su rato libre se dedicaba a entrenar, pues estaba dispuesta a seguir luchando para ser una soldado fuerte, y aun no perdía la esperanza de que su poder fuera devuelto.

-Capitán Margath!- la niña entró con desesperación al despacho, ignorando por completo a los guardias que estaban fuera.

-¿Qué te pasa? Madlita sea que susto...- se levantó rápidamente.

-¿Por qué no van a volver los guerreros?- Strelizia estaba un poco furiosa.

-Bueno te informaré para que te relajes, el gobierno ha decidido que entrenen allí, ellos serán la generación de guerreros que lleve a cabo una misión muy importante-.

-¿Qué clase de misión?-.

-Recuperar al fundador de la isla Paradise, y ya deja de hacer tantas preguntas-.

-¿Los van a mandar a la isla de los demonios? Están locos! Son novatos con sus poderes los matar...- Strelizia se calló al recibir en la cabeza el golpe de uno de los guardias.

-¿Quién eres tu para criticar a tus superiores? No eres más que una niña de sangre sucia eldiana, deberías preocuparte más por los temas bancarios de tu casa-.

-Oye, retírate ahora mismo si no quieres que te degrade- Magath amenazó al soldado dejándolo pálido por las palabras, así que rápidamente abandonó el lugar.

-Se irán en 2 años, pero no irán todos, elegirán a los 4 más adecuados, tú concéntrate en entrenar y estar preparada por si recuperamos al acero- volvió a sentarse.

Strelizia, sin decir ni una palabra volvió a su habitación rápidamente. Se encerró y empezó a llorar, sus amigos no volverían en estos días, y menos sin los mandaban a esa isla, sabía perfectamente que morirían en un lugar así, el titán fundador era el mayor poder de todos los titanes. Pero ella, como dijo el guardia, no era más que una niña, no podía hacer nada. Pasaron las horas hasta que escuchó que llamaron a su puerta.

-Strelizia cielo, ¿no bajas a cenar? A lo mejor se ha ido fuera.. si estás ahí baja! No me gusta comer sola me he acostumbrado a tu compañía!-.

Ella se acordó de aquellas palabras que Pieck le dijo, Evie era su única compañía en esos momentos. Abrió la puerta para salir y cenar con su compañera de cocina.

Flor de Acero | *Reiner Braun* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora