Cerró la puerta con suavidad y suspiró pesadamente.
La señora que había estado cuidando su casa se acababa de ir, no sin antes darle una mirada triste.
Miró su reflejo en el espejo de la entrada, se vió a si mismo pero... Ese no era él.
No tenía esa sonrisa encantadora de antaño, sus ojos no brillaban con la misma intensidad de antes y ni siquiera llevaba sus características ropas de colores brillantes.
Ahora estaba demacrado y aquel horroroso traje negro no contribuía a mejorar su imagen.
Pero, ¿Qué cosa había sido capaz de apagar su brillante luz?¿Qué lo había dejado muerto en vida?
La respuesta se hallaba atada en el dedo anular de su mano izquierda.
Un hilo rojo se extendía y atravesaba la casa buscando su otra parte, pero ya no había una.
Tomó el fino hilo con su mano libre y, temiendo que se cortase, tiró de el suavemente, una imagen se vislumbró ante sus ojos, dos jóvenes riendo alegremente mientras se tomaban de las manos, enredando así el hilo que los unía.
¿Cuánto tendrían en ese entonces? Dieciocho quizá, por esa época a su amado se le había ocurrido la loca idea de teñirse el pelo de morado.
Tiró un poco más del hilo, pero éste no cedió por lo que tuvo que caminar hacia sus recuerdos, llegó hasta su balcón y frente a él se desarrollaba una escena que rompió aún más su corazón.
«—Si prometo que siempre te amaré, ¿Tú también me prometerías lo mismo?»
Le dedicaba aquella sonrisa que lo había conquistado desde el primer momento.
Avanzó aún más, acercándose a la barandilla, un sollozo se le escapó mientras extendía su mano hacia el rostro de su amado.
—Sí, lo prometo. -Le dijo entre lágrimas.
Sabía que él no podía escucharlo y también sabía que jamás volvería a ver aquella sonrisa.
Todo sería más sencillo si saltase, tal vez podría unirse a su amado, tal vez...
—¿Papá? -Preguntó una voz inocente a sus espaldas. —¿Por qué lloras? La nana me dijo que papi se fue al cielo y nos cuida desde ahí.
Le dió la espalda a aquel recuerdo y se acuclilló a la altura de la pequeña, quien secó sus lágrimas con sus diminutas manos.
Ahora lo recordaba.
Recordaba por qué no debía irse.
El nudo se deshizo en un polvo dorado que el viento arrastró con suavidad, llevándose aquella unión consigo.
Él no se percató de ello ya que su hija lo había envuelto en un reconfortante abrazo.
—Hoy cuando desperté tenía un extraño hilo en mi dedo, al parecer sólo yo puedo verlo y la nana me dijo que te preguntara sobre eso.
El hombre abrió sus ojos con sorpresa y finalmente sonrió con dulzura.
—¿Alguna vez te he hablado del hilo del destino?
«Fin»
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Sunshine [ShinKami]
Fiksi PenggemarMorado y dorado, dorado y morado, no importaba el orden, ellos siempre están destinados a encontrarse. *Conjunto de muchos OneShot que se me ocurrieron. *Otros shipps mencionados: TodoDeku BakuShima SeroMina IidaOcha y más ¡Que lo disfruten! Los p...