Capítulo 28 - Pasado

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Capítulo dedicado a los que algunas vez se sintieron indeseados. 

Anthony

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Anthony.


AÑOS ATRÁS.

—Niños, alístense y bajen a desayunar —la voz de la señorita Wallace fue lo que me despertó de mi profundo y placentero sueño —. Hoy llegarán muchas familias y estoy segura de que alguno de ustedes será el afortunado.

Ninguno de los niños, incluso adolescentes, se atrevieron a replicarle. Todos sabíamos la verdad una vez que comenzábamos a analizar las situaciones. De aquí solo salían los bebés y eso era con mucha suerte. Las familias no adoptaban niños grandes.

Con mis siete años había aprendido a sobrevivir por mi cuenta en medio de tanta soledad. Solo tenía un amigo de catorce años que se la pasaba escapando del orfanato y volvía con olor a cigarrillo. De resto, siempre estaba solo, callado y explorando los alrededores del orfanato.

Un gran edificio de cuatro pisos, ochenta habitaciones, ochenta literas, cuatro baños, (uno fuera de servicio), una cocina, un gran comedor... Conocía al polvoroso lugar como la palma de mi mano y estaba extremadamente seguro de que así sería siempre; yo nunca saldría de aquí.

Mejor dicho, nunca me sacarían de aquí. Las familias solo adoptaban a los bebés, a los niños menores de cinco y a las niñas menores de siete. Pocas veces pasaban de esos límites y si lo hacían, era por tres cosas.

1. Necesitaban ayuda económica en casa.

2. Necesitaban a alguien para atender en.

3. Necesitaba algo mucho peor que todo eso.

Junior, quien era mi único amigo, me había contado que muchas organizaciones buscaban niños para infiltrarlos desde pequeños en el mundo bajo. Siempre era entre diez a catorce, así que por el momento yo me encontraba a "salvo", de cualquiera de esas situaciones.

Lo que complicaba todo era mi estatura. Era un chico alto para mi edad y un poco –bastante-, agresivo cuando alguien se metía conmigo o me hacía la mínima cosa. Era muy susceptible y desconfiado con todos a mí alrededor. Ya no podía confiar en nadie después de todo lo vivido, eso sería imposible.

Lo que más odio del "día afortunado" —como a la señorita Wallace le gusta llamarlo —, es que te sientes de todo menos afortunado. Al principio sí, no miento. Al principio, cuando era más pequeño y me ilusionaba cuando una pareja se me acercaba y me trataba como a un cachorro abandonado. Yo intentaba comportarme de la mejor forma, incluso sonreía para que todos vieran que era un buen niño, pero después de tres ilusiones dejé de creer.

Después de que tres familias hablaran con la señorita Wallace sobre mí y después de que no volvieran más, dejé de creer. Dejé de comportarme de la mejor manera, dejé de sonreír, dejé de fingir que era un buen niño. Yo solo quería ser mayor y salir de aquí, era todo lo que deseaba. Y al ver a mí alrededor, a tantos niños con mis pensamientos, con mis deseos, con la misma falta de esperanza, sé que es algo que no solo me pasa a mí. Todos compartimos el mismo caos interior y todos sabemos que el único día afortunado es cuando se cumple la mayoría de edad y te puedes ir muy lejos de estas cuatro paredes.

Conquistando a Sarah ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora