Capítulo 33 - Sucesos

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Capítulo dedicado a @RominaBernalCerf <3

"Sarahi merece alguien que la entienda o trate de hacerlo merece ser la primera opción merece alguien que cuando la mire piense ella es perfecta simplemente por existir no sé si me explico ya no me cae javier 😔 ojalá Sarahi pueda conocer a alguien mejor y enamorarse de esa persona"

"Sarahi merece alguien que la entienda o trate de hacerlo merece ser la primera opción merece alguien que cuando la mire piense ella es perfecta simplemente por existir no sé si me explico ya no me cae javier 😔 ojalá Sarahi pueda conocer a alguie...

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Narrador omnisciente.

Seúl sabía que las probabilidades de que Samantha le partiera un plato en la cabeza eran muchas, por eso tardó al menos dos horas en reunir las fuerzas necesarias para tocar la puerta.

Había sido su esposa por quince años, por eso y por otras cosas la conocía mejor que nadie. Ella era una mujer de temple, segura y radical. Lo de ellos había acabado tiempo después del cumpleaños de su hija y desde entonces, nunca más se habían dirigido la palabra.

Seúl la seguía amando. Desde el momento en que sus ojos conectaron con los de ella supo que estaba perdido y ese sentimiento jamás cambió. Ni el tiempo, ni las discusiones y mucho menos las intromisiones de otras mujeres lo habían hecho cambiar de idea. Ella... Bueno, Samantha no quería aceptar lo que el pendejo padre de sus hijos la hacía sentir.

Cuando abrió la puerta lo primero que tomó fue la sandalia que estaba utilizando pero él fue más rápido al quitársela y al esquivar su golpe que iba con toda potencia a su cara. Se miraron, se quedaron quietos y sin preámbulos él logró robarle un beso antes de que ella le volteara la cara de un bofetón.

Había sentimientos contradictorios en la mujer y sentimientos aún más vivaces en el hombre. ¿Por qué se les hacía tan difícil aceptar que aún se amaban? ¿Por qué no se sentaban a conversar y dejaban atrás el orgullo y el rencor? Bueno, lo de Samantha era más que obvio: ese hombre la engañó y le rompió el corazón como a una adolescente.

El que había sido su esposo no era más que una rata de dos patas, poco hombre, cobarde, infiel y un sinónimo de esos insultos que se le cruzaban por la mente a la velocidad de la luz. Estaba molesta, ¿cómo se atrevía a entrar a la casa que habían compartido en matrimonio? ¿Cómo se atrevía a dar la cara por sus hijos nueve años después de su desaparición? Ella siempre lo tuvo claro y se lo inculcó a sus niños: el dinero no compra el amor. Ese hombre solo se encargó del dinero y ¿qué más? Dejó a sus hijos abandonados, como si los años junto a ellos hubieran sido suficientes para conservar su amor.

Y ahí estaba él, creyéndose el mejor por haber recuperado el cariño de sus hijos y ahora tener el cariño de sus nietos. Samantha lo detestaba tanto como detestaba a los xenófobos y cómo detestaba a esos hijos de la chingada.

— ¿Me vas a escuchar o volverás a golpearme con una plancha? —la pregunta de Seúl invadió el silencio de la habitación transportándolos al día en donde se supo medianamente todo. Ella se llenó tanto de rabia que tomó la planta con la que estaba alisando su camisa y se la lanzó haciéndole un pequeño corte en la frente que le dejó una pequeña e imborrable cicatriz. (Fue la única vez que ella se mostró tan violenta y días después de que él se fue de la casa, sintió un remordimiento de tres segundos).

Conquistando a Sarah ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora