Capítulo 35 - Final

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Dedicado a mí misma, porque mil veces lloré pensando que no lograría llegar hasta aquí.

Dedicado a mí misma, porque mil veces lloré pensando que no lograría llegar hasta aquí

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Álvaro.


La imagen de una chica arrinconada en una esquina no sale de mi mente.

Suelo tener sueños constantes con ella y el hecho de saber que todo lo que pasó no fue intencionalmente su culpa, revuelve sentimientos contradictorios en mí. Siento un poco de desconfianza hacia ella por intentar lastimar a Seung Anthony, pero también logro empatizar de cierto modo al conocer su historial mental y el por qué de sus actos.

Babi Camille White no ha dejado de aparecer en mi mente cada vez en más cortos pero constantes lapsos. Es como si algo dentro de mí me incitara a averiguar de su estado o paradero y aquí estoy, días después de todo lo que pasó frente a la clínica en la que está internada.

No sé por qué estoy haciendo esto pero se me hace imposible ignorar mis pensamientos. Siempre he sido una persona muy sentimental y aunque en la adolescencia fui un completo idiota con miedo al amor, ahora me muestro y comporto tal y como indiquen mis sentimientos. Lo aprendí de Sarahí, me gusta ser sincero con mis sentimientos y conmigo mismo cada vez que pueda.

Camino decidido hasta la estructura blanca y respiro hondo antes de pedir información sobre la protagonista de mis pensamientos. La recepcionista me pregunta si soy familiar y miento diciendo que soy su primo, por suerte me cree.

Pido una cita para hablar con ella y me informa que necesita la autorización del médico y la paciente para ello. Espero paciente sentándome en una de las sillas de visitas y a los minutos, entra un hombre de aspecto severo informándome que ella no está en condiciones de recibir visitas malintencionadas, que si de verdad me urge hablar con su paciente, tendré primero que ser aceptado por ella.

Camino nervioso por todas las instalaciones y trago grueso cuando me encuentro en una habitación con pared de vidrio y paredes blancas. Todo está tétricamente asegurado y me siento como en una película de terror cuando la mujer que sale vestida de blanco me observa con desconfianza e incluso temor. Es Babi.

Su cabello negro hace un contraste increíble con su entorno y sus ojos grises recorren mi cuerpo antes de observar detrás del mí al hombre que mantiene su caso. Me observa a mí y de nuevo a él, lo hace por un par de segundos hasta que reuniendo, supongo, todo su valor, asiente indicándole que nos puede dejar solos.

Humedezco mis labios y me siento frente a ella observando detenidamente su pálida cara y sus sorprendentes ojos. Ella hace lo mismo y se sienta al otro lado del cristal jugando nerviosamente con sus manos. Supongo que me reconoció y no sabe por qué carrizos estoy aquí.

—Siento venir tan repentinamente, pero necesitaba hablar contigo y no sé por qué... —me sincero ganándome toda su atención. Noto como aprieta sus labios y menea la cabeza indicándome que continúe, la duda aún persiste en el aire —. No vine a reprocharte nada, Babi, no soy quien para juzgarte y realmente entiendo por todo lo que tuviste que pasar. Bueno, no lo entiendo, pero comprendo el por qué y no, aquí no tienes a un enemigo, yo solo quería decirte que...

Conquistando a Sarah ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora