Sarah no quiere sufrir. Ella tiene su vida muy clara: su futuro está al lado de un coreano. ¿Entonces por qué cada vez que tiene la oportunidad cae en los encantos de Anthony Soublette? Ella no lo sabe, pero sin duda toda la culpa es de ese chico q...
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Capítulo dedicado a Lily.
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Sarah.
Sé que debería levantarme, alejarme de él y huir de todo tipo de contacto íntimo, pero no puedo dejar de verlo.
Lo miro, lo miro y lo miro. ¿En qué momento me quedé dormida?
Trago saliva intentando recordar pero no lo logro, solo me concentro en el rostro dormido de Anthony Soublette.
¿Me acosté con él? No, tengo la ropa bien puesta.
¿Lo besé? No estoy segura.
¿Le dije algo fuera de lugar? No recuerdo absolutamente nada.
¿Qué rayos hice?
Intento alejarme de su cuerpo pero no lo logro. Nuestras piernas están cruzadas de una manera rara y sus brazos están alrededor de mi cuerpo. Yo no me quedo atrás, cuando me desperté parecía un chicle.
Muerdo mi labio inferior y toco su brazo derecho lentamente. Tiene un tatuaje bastante lindo en él y sinceramente me parece sexy. Me gustan mucho los tatuajes, planeo hacerme uno (o varios) alguna vez.
Deslizo mis dedos por su pecho y trago saliva observando todo su torso. En algún momento de mi vida mis dedos no fueron los únicos que se deslizaron por él y sinceramente no me arrepiento. Lo disfruté bastante.
No debería estar pensando en eso pero es imposible. Ahora recuerdo cuantas veces lo besé y se me hace imposible olvidarlo.
— ¡Simón, deja el fastidio! —escucho unas risas afuera de la habitación y me remuevo alarmada porque esa es Tiffany.
Eso quiere decir que ya es tarde y peor aún: eso quiere decir que ellos están al tanto de mi poca fidelidad.
No sé si le fui infiel a Dae-Hyun, no sé si hice algo malo y no sé si cagué mi relación.
¿Qué pasó anoche?
Me separo como puedo y caigo con fuerza al suelo cuando me arrimo sin medir la distancia.
—Auch.
Tomo mis zapatos y camino silenciosamente cerrando la puerta con cuidado.
Le echo varias miradas al pequeño pasillo y doy tres pasos entrando a mi habitación como un rayo.
— ¿Qué hiciste, Sarah Bazan? —tomo mi cabeza entre mis manos y gimo porque me duele como el demonio. No debí beber tanto.
Cepillo mis dientes y lavo mi cara quitando el resto de maquillaje corrido. La habitación de invitados tiene su propio cuarto de baño y un cepillo dental nuevo, estoy segura de que Anthony sobrevivirá por su cuenta.
