Sarah no quiere sufrir. Ella tiene su vida muy clara: su futuro está al lado de un coreano. ¿Entonces por qué cada vez que tiene la oportunidad cae en los encantos de Anthony Soublette? Ella no lo sabe, pero sin duda toda la culpa es de ese chico q...
Capítulo dedicado a las chicas que se vieron el streaming de mi amigo, muchísimas gracias por el apoyo <3
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sarah.
—Señor, ¿atiendo su herida? —una enfermera se acerca a Anthony con una expresión amable y yo suspiro lentamente cuando él niega con la mirada fija en el suelo.
—Sí, por favor atiéndalo —demando sin prestarle atención a su objeción y lo obligo a sentarse sobre la camilla para que puedan atender la cortada que tiene en la espalda.
Dejo varios besos en la coronilla de mi dormido bebé y me mezo lentamente intentando mantenerme tranquila en medio del caos.
Estamos en el hospital. Hace tan solo cuatro horas sucedió la catástrofe que tiene entre la vida y la muerte al que ahora me entero, es el hermano menor de mi novio. Alec perdió mucha sangre y llegó casi sin signos vitales al hospital, (lograron estabilizarlo) y ahora se encuentra luchando junto a los médicos por su vida.
Su mamá llegó hace dos horas luego de un intenso proceso para lograr contactarla y no ha dejado de llorar vuelta un royito en uno de los bancos de metal. Se ve decaída y la entiendo, ahora que soy madre, no me veo existiendo si algo así le llegara a pasar a mi hijo.
Beso a Anthony una vez más antes de tomar la mano del hombre que no ha dicho más de tres palabras desde que llegamos al hospital. No ha querido que nadie más aparte de mí se le acerque. No quiso que lo atendieran a pesar de haber sido apuñalado con un cúter, (me di cuenta de la herida cuando la sangre en su camisa humedeció como si fuera sudor mi mano), y tampoco quiso tomar nada cuando traje bebidas para todos desde la cafetería del hospital.
Se encuentra cabizbajo, apagado y confundido. No sé qué decirle para subirle el ánimo, aunque algo me dice que en este momento ninguna palabra lo puede calmar. Lo único que se me ocurre es besarlo, abrazarlo y darle mi apoyo físico porque en su situación, lo único que querría es que me mantuviera entre sus brazos.
— ¿Puedes? —tomo su mano cuando hace una mueca sin pronunciar ninguna palabra ante el gesto. La enfermera está tomando puntos de sutura y sé por sus músculos contraídos que le debe doler como el carajo.
—Falta uno y ya, son necesarios —la mujer intenta alivianar el ambiente aunque su cara demuestra la culpabilidad que siente. Cuatro puntos en total, creo que yo me hubiera desmayado con el primero.
Termina de limpiar la herida y se va luego de colocarle una gasa para evitar infecciones. No me separo en ningún momento, lo abrazo y dejo varios besos en su rostro apoyando con cansancio mi mejilla en su hombro. Me duele verlo así.
Desde que conozco a Anthony siempre me ha gustado la manera en la que nunca demuestra su vulnerabilidad. Puede estar molesto, feliz y en desacuerdo con algo, pero triste jamás revela sus pensamientos. Se reserva todo lo que vuelve al ser humano sensible, se guarda todo el dolor y lo expresa de una manera más agresiva o defensiva. Por eso verlo así, demostrando lo devastado y afectado que está, me pesa y me inquieta. Quiero de vuelta a mi chico fuerte, pero a la vez quiero que sea conmigo ese Anthony que guarda con otros.
